Ocho empresas distribuyen y fabrican en España trajes NBQ

Los trajes NBQ se han convertido en los protagonistas inesperados de la crisis del ébola que se vive en España en la última semana. En la actualidad, un total de ocho empresas fabrican y/o distribuyen en nuestro país trajes de protección biológica, que fueron adquiridos por la mayoría de los hospitales de referencia a finales de pasado mes de julio para afrontar la amenaza del ébola, que ya empezaba a planear. Su correcto uso depende de la experiencia y práctica en su colocación y, sobre todo, en su retirada, uno de los momentos más importantes a la hora de utilizar los trajes y que parece que podría haber sido la causa del contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. En esos minutos el riesgo de cometer un error en el protocolo de actuación está más latente porque tanto la mente como el cuerpo están cansados y se soporta un alto nivel de estrés.

En la actualidad existen dos tipos de trajes, los militares y los civiles. Los primeros -normalmente de color verde o de camuflaje militar- suelen estar hechos de fibras sintéticas tratadas con retardantes del fuego (para que pueda ser utilizado con armas de fuego) y con una capa interna de algodón impregnada en carbón activo. Mientras, los segundos son empleados en industrias químicas y por los bomberos en caso de amenaza NBQ y suelen estar fabricados de polímeros plásticos impermeables como el polipropileno u otros tejidos plásticos adecuados especialmente para tener una gran resistencia química. En ambos casos, aunque no resultan muy pesados, sí son incómodos a la hora de realizar movimientos y en su interior pueden alcanzar los 40 grados.

Tras su utilización, el traje de protección personal, el buzo y la mascarilla se incineran, mientras que se reutilizan las gafas, las botas, el delantal, los guantes externos que cubren hasta medio brazo (dentro de éstos se llevan otros de látex desechables) y los pijamas debajo de los trajes.