Trabajadores de Cruz Roja se desinfectan tras estar en contacto con enfermos de ébola en Guinea. :: CELLOU BINANI / AFP
Sociedad

¿Por qué los médicos de MSF no se contagian en África?

La ONG sigue un protocolo con una formación más amplia que la española y una persona para controlar a la que trata al paciente

MADRID. Actualizado: Guardar
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El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, insistió ayer en que «para explicar a uno cómo quitarse o ponerse el traje no hace falta un máster». En la ONG Médicos sin Fronteras (MSF) no son de la misma opinión: un máster, no, pero un curso intensivo, sí. Mientras el personal sanitario de Madrid recibió una clase de media hora sin que el traje de protección contra el ébola estuviera presente, el personal de MSF recibe un curso de dos días como mínimo, doce horas cada uno, que suele extenderse hasta las cinco jornadas. Después, los voluntarios de MSF trabajan al lado de un sanitario experimentado durante una semana más. Sólo entonces se considera que están en condiciones de acercarse con garantías a los enfermos.

En este aspecto, las diferencias saltan a la vista. ¿Quizá por ellas sólo se han producido dos contagios en el personal de MSF, que ha tratado miles de casos, y en España, con dos enfermos, ya se ha producido uno? De los voluntarios contagiados de la ONG, uno ya se ha recuperado y otro cooperante noruego está bajo tratamiento. La brecha con lo sucedido en los hospitales madrileños es abismal, aunque un portavoz de MSF se apresura a matizar a este periódico «que los protocolos que utilizamos siempre dependen del contexto». «No es lo mismo tratar con el ébola en África que en otras partes del mundo», insisten.

En MSF parten de los pasos consignados por la Organización Mundial de la Salud para el tratamiento de fiebres hemorrágicas. «Pero los adaptamos según nuestra experiencia y nuestro aprendizaje a zonas y brotes específicos», añaden.

Desde la ONG sugieren que las comparaciones, además de odiosas, puedan ser injustas, pero lo cierto es que también parecen inevitables. ¿Qué habría ocurrido si la Sanidad madrileña hubiera seguido los pasos de los voluntarios? ¿Se habría infectado Teresa Ramos?

Mariam Alía, coordinadora de la Unidad de Emergencias de MSF, explica que, para atender a un enfermo de ébola, entran en la habitación o recinto de dos en dos. «Uno realiza el trabajo clínico y el otro se encarga de vigilarle para que no cometa ningún error y recordarle todas las medidas de prevención», incide.

Además, tienen un límite de trabajo de una hora y media, porque el traje da mucho calor y para evitar fallos debidos a la fatiga. Pasado ese tiempo, interviene otro equipo. «Necesitas mucho personal y mucha rotación», dice la especialista.

Desinfección

Cada vez que hay un contagio realizan una investigación para detectar qué ha funcionado mal, si las condiciones del centro o la forma de llevar el proceso por el personal. Sólo en caso de que un cooperante muestre síntomas se le hacen las pruebas, aunque en cada equipo hay una persona que se encarga de vigilar la salud de sus compañeros. «Si alguien se pincha o si se rompe un guante, hay que reportarlo a esa persona».

Respecto al caso español, las diferencias son evidentes, en cuanto a la preparación, más extensa en el MSF, y las precauciones, con una persona siempre de control para evitar o minimizar accidentes, descuidos y errores. Los procesos de desinfección de los materiales son también más estrictos en el caso de la ONG que en el protocolo seguido por la Sanidad madrileña.

No obstante, hay que tomar en cuenta lo que dicen en la propia organización, que la situación en África, con un contacto diario y abierto con los enfermos, no es comparable a la de España. Aun así, el control de los contagios resulta superior en el caso de MSF que en el español y los resultados son mucho mejores en el primer caso.

Los voluntarios toman todas estas medidas en un situación de extrema necesidad de personal. Los sistemas de salud de los países afectados en África son muy precarios. Tanto que, antes de que llegara la ayuda de las ONG, en Liberia había cincuenta médicos para cinco millones de personas. Con el miedo al ébola, algunos sanitarios locales han renunciado a su trabajo. Los que quedan, más los cooperantes, se dedican prácticamente en exclusiva a esta enfermedad, con lo que el resto de las patologías tienen una atención deficitaria. «El débil sistema que había, está destruido, y se tardarán años en reconstruirlo», explica Alía.

médicos había en el sistema de salud de Liberia para tratar a 5 millones de personas. Algunos han abandonado por temor al ébola.