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Rajoy pide confianza en los médicos para afrontar la crisis
Sánchez tiende un capote al presidente del Gobierno para ofrecer tranquilidad pero acusa a la ministra de Sanidad de generar «angustia»
MADRID. Actualizado: GuardarMariano Rajoy tomó ayer, personalmente, las riendas de la respuesta política a la crisis del ébola. Lo hizo en el Congreso, al hilo de una pregunta avisada del líder de la oposición, Pedro Sánchez, que ya el martes había telefoneado al presidente del Gobierno para ofrecerle una actitud cautelosa que ayude a no generar alarma. El jefe del Ejecutivo aseguró que es su intención ofrecer a los ciudadanos «toda la información que se pueda» y pidió calma y confianza en un sistema sanitario que, dijo, es de los mejores del mundo.
El Ejecutivo se ha encontrado, hasta ahora, con un talante reservado por parte no solo del PSOE sino también del resto de grupos de la Cámara, pero el hecho de que ninguno haya querido hacer un uso político de lo ocurrido -la infección por ébola de una auxiliar de enfermería que atendió a uno de los dos religiosos víctimas del virus, trasladados a España a finales de septiembre- no quita para que, en su conjunto, hayan reprochado a la ministra de Sanidad, Ana Mato, una mala gestión del asunto.
El presidente del Gobierno dejó claro que mantiene su confianza en ella. Lo dijo expresamente en una declaración que se produjo ya por la tarde, antes de participar en Milán en una cumbre europea sobre empleo. Pero, en todo caso, demostró ser consciente de que su primera respuesta, el lunes por la tarde, en una rueda de prensa en la que Mato se rodeó de seis personas -la directora general de Salud Pública, el director gerente del hospital de La Paz, el director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, el responsable de enfermedades infecciosas de La Paz, el jefe de medicina interna de ese hospital y la subdirectora general del Carlos III- no fue suficientemente eficaz.
«Estamos sin duda a un asunto que preocupa, y con razón, al conjunto de la opinión pública -admitió- y voy a intentar explicar a toda la Cámara cuáles son las decisiones y medidas que se han adoptado a lo largo de estas 48 horas». Su tono demostró que sabía de antemano que el líder de la oposición no aprovecharía los cinco minutos de su turno en la sesión de control al Gobierno para interpelarle sobre los resultados de la reforma laboral, como estaba programado, sino que le brindaría la oportunidad de lanzar un mensaje de tranquilidad. Lo que hizo. «Confiemos en los profesionales -pidió-, tienen un prestigio acreditado y lo que ellos me dicen es que este es un contagio que no es fácil, que es necesario un contacto directo con el enfermo en fase avanzada, y que en este momento lo que tenemos que hacer es estar atentos pero manteniendo la tranquilidad».
Rajoy prometió además máxima transparencia. Lo mismo que hizo Ana Mato frente a los reproches de varios diputados. Hasta en tres ocasiones dijo la ministra que hay constituida una comisión de coordinación con la Comunidad de Madrid que se reúne todos los días para analizar las actuaciones, hacer seguimiento de las personas afectadas y los contactos identificados; que está en contacto permanente con las autoridades sanitarias europeas; que se reunirá mañana el Consejo Interterritorial de Salud para analizar al situación, y que ella misma ha solicitado comparecer ante la Cámara baja para dar explicaciones.
Responsabilidades futuras
No dejó satisfecho a casi nadie. El PSOE ya había adelantado que no pediría su dimisión por responsabilidad institucional, pero su secretario general no se ahorró críticas. E incluso amenazó a futuro. «Ya tendremos ocasión de dirimir responsabilidades, que las hay y muy graves pero de momento -dijo a Rajoy- le pido información exhaustiva». Sánchez, que tampoco dejó pasar la oportunidad de echar en cara al Gobierno los recortes en gasto sanitario, acusó de hecho a la ministra de Sanidad de hacer todo lo contrario de lo que es su obligación en este momento al sembrar «incertidumbre y angustia» entre los ciudadanos. Y su portavoz en la Comisión de Sanidad, José Martínez Olmos, afirmó que el lunes demostró con «su lenguaje no verbal» su «incapacidad» para transmitir tranquilidad.
También el representante de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, fue contundente. Argumentó que tanto al presidente del Gobierno como a la ministra se «parapetan» tras el personal sanitario para eludir sus responsabilidades y les echó en cara que, pese a sus llamadas a la calma, no explicaran nada sobre el caso concreto de contagio.