Un posible fallo en la asepsia personal
Los sanitarios que atienden a los enfermos de ébola siguen un estricto protocolo para ponerse y quitarse los trajes aislantes
MADRID. Actualizado: Guardar¿Cómo ha podido contagiarse la auxiliar de enfermería que estuvo en contacto con el padre García Viejo? Esa es la cuestión a la que tienen que buscar respuesta los epidemiólogos de la Comunidad de Madrid, dado que la profesional sólo tuvo contacto con el enfermo en dos ocasiones durante los tres días que estuvo ingresado en la planta aislada del Hospital Carlos III. La primera de las ocasiones fue de manera directa para atenderle y en la segunda para amortajar el cadáver del religioso de la orden de San Juan de Dios, la recogida de sus ropas y los materiales empleados en la habitación.
Desde que el padre García Viejo llegó a España unas 30 personas estuvieron en contacto con él. Así se establecieron turnos, integrados cada uno por un médico, dos enfermeras, dos auxiliares y un celador.
Todos estuvieron sometidos a un férreo protocolo de seguridad cuando entraban en la habitación del hospital, habilitada con la llamada presión cero -para evitar la salida del aire al exterior sin un proceso de filtrado-. Cada vez que accedían a la habitación lo hacían vestidos con monos especiales, escafandra, gafas, mascarillas y calzas especiales y, sobre todo, con dobles guantes de látex también especiales.
Cada vez que se vestían para entrar a atender al paciente o se desnudaban, «tenían que seguir un orden en cada una de las prendas para así evitar que la piel entrara en contacto directo con las telas o látex que hayan tocado al enfermo», explican fuentes sanitarias. «Algo ha debido de hacer mal la auxiliar infectada, dadas las espectaculares normas que existen para tratar a enfermos contagiosos y más ante un caso por virus de ébola», destacaron.
Y es que el ébola sólo se contagia mediante el contacto directo con la sangre, las heces o los fluidos corporales del enfermo. Según las mismas fuentes, a una auxiliar de enfermería le corresponde lavar y vestir la paciente, movilizarlo, darle de comer, cambiar sondas nasogástricas, lavar la boca o los ojos, cambiarle la bolsa de la orina, ponerle y retirarle la cuña o suministrarle las medicinas vía oral a la hora que le correspondan. En algunos caso, cuando hay que movilizar al enfermo -levantarlo o asearlo- la auxiliar es ayudada por el celador para evitar que el paciente pueda caerse.
Como establecen las normas de la Organización Mundial de la Salud, estas personas tienen que tomarse la temperatura una vez al día y realizarse un análisis de sangre semanal durante los quince días posteriores al contacto con el enfermo. De esta manera, la auxiliar detectó que padecía fiebre y no dudó en comunicar el caso.