ESPAÑA

Sánchez sorprende de nuevo al PSOE y propone la supresión del Ministerio de Defensa

El líder socialista culmina una semana de afirmaciones atrevidas, luego matizadas, que han incrementado su conocimiento público

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Sobra el Ministerio de Defensa». El líder del PSOE se despachó con esta rotundidad ante la pregunta de 'qué Ministerio sobra y qué presupuesto falta'. En el partido cundió primero la sorpresa, y después llegaron las prisas por matizar unas palabras que no figuran en ningún documento de los socialistas. Pedro Sánchez culminó con estas palabras una semana de reflexiones y comentarios, cuando menos atrevidos, que han sembrado el desconcierto entre los suyos, pero le han dado notoriedad pública.

Esta vez el escenario escogido fue una entrevista en tono desenfadado publicada ayer en el diario El Mundo. En ella el secretario general del PSOE abogó por la supresión de la cartera de Defensa y por aumentar el «presupuesto contra la pobreza, la violencia de género». Faltó tiempo en el PP para responder. Dolores de Cospedal calificó la idea de «barbaridad» y puso en duda su talla intelectual porque «¿cómo un país dimensionado (sic) en el ámbito internacional y con la categoría de España puede prescindir del Ministerio de Defensa?».

El presidente extremeño, José Antonio Monago, referente con frecuencia para las chanzas socialistas, se sacó una espina y concluyó que el líder del PSOE «desde que estuvo en 'Sálvame' cada día ha ido a peor». Se refería a la discutida intervención de Sánchez en ese programa de televisión para rechazar espectáculos taurinos como el del Toro de la Vega. «Estas cosas no las piensa», concedió con sarcasmo.

Hasta el presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles, Jorge Bravo, pidió «una aclaración pública de Sánchez para que llegara a toda la familia militar.

Portavoces del PSOE intentaron apagar el incendio con la explicación de que su líder hablaba de reducir el presupuesto de Defensa y subir las partidas para la pobreza, desigualdad o a la violencia de género. Pero la pregunta era tan clara y la respuesta tan rotunda que la matización era difícil.

Funerales de Estado

No es la primera vez en esta semana que el partido tiene que corregir a su secretario general. El jueves, Sánchez defendió que las víctimas de violencia de género tuvieran funerales de Estado, con todo lo que supone, presencia del jefe del Estado, del presidente del Gobierno, sus ministros, el Parlamento. Desde el PSOE tuvieron que aclarar que se refería a que en esos oficios religiosos debería haber alguna presencia gubernamental.

Para lo que no hubo matización ni corrección fue para su idea de dedicación exclusiva a su trabajo parlamentario para los diputados y senadores. No podrían tener otra actividad profesional privada ni cobrar remuneración alguna por acudir a tertulias en medios de comunicación. La propuesta de incompatibilidad total cogió a contrapié a todo el partido dado que era un asunto que no se había abordado en ningún órgano de dirección ni figuraba en el programa electoral. Es más, Sánchez simultaneaba su escaño en con clases en la Universidad y participaba en tertulias en radio y televisión hasta que fue elegido secretario general el 27 de julio.

La sorpresa entre los socialistas no lo es tanto por la prohibición de tener actividades profesionales privadas, la mayoría de los parlamentarios del PSOE no las tiene, sino por la advertencia que se desprende de las palabras de Sánchez de que la dedicación de los diputados y senadores es insuficiente. Pero el líder socialista, lejos de rectificar, registró su propuesta en el Congreso como una proposición no de ley, y ayer mismo insistió en ella en un acto de la ONCE, porque «no se puede representar a los ciudadanos en ratos libres ni a tiempo parcial».

No son pocos los dirigentes que se debaten en un mar de dudas sobre los comentarios de su secretario general. Están de acuerdo en que con ellos ha adquirido una notoriedad pública difícil de conseguir en los poco más de dos meses que lleva al frente del PSOE, pero no aciertan a discernir si se trata de una nueva estrategia de comunicación para ocupar el mayor espacio posible o son simples meteduras de pata.