ESPAÑA

El independentismo radical pone contra las cuerdas a Artur Mas

ERC y CUP reclamarán hoy al presidente que reanude los preparativos del referéndum y desista de anticipar elecciones

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A poco más de cinco semanas para el 9 de noviembre, el frente proconsulta de CiU, Esquerra, Iniciativa y la CUP celebrará hoy una cumbre, que sus protagonistas no dudan en calificar como «clave» para el desenlace del desafío catalán y en la que las fuerzas más radicales lanzarán un ultimátum a Artur Mas para que abandone el lenguaje ambiguo y reanude la campaña institucional y los preparativos del referéndum.

La reunión pondrá a prueba la salud de la unidad del bloque soberanista, agrietado entre los que defienden la desobediencia al Constitucional y los que creen que la votación tiene que celebrarse con el máximo de garantías legales. Esquerra y la CUP, las dos formaciones independentistas que apuestan por ignorar al Constitucional y seguir adelante con los preparativos de la consulta aunque esté suspendida, acordaron ayer hacer frente común en la cita con Mas, al que quieren colocar contra las cuerdas con un ultimátum que puede hacer saltar por los aires la consulta y el proceso. Si Mas no reanuda la campaña institucional y no vuelve a poner en marcha los preparativos de la votación, estos dos partidos amenazarán con dejar de apoyar al presidente del Gobierno catalán. «No hemos llegado hasta aquí para echarnos atrás», afirmaron fuentes de ambas formaciones.

Tanto Esquerra como la CUP tienen claro que acuden a la cumbre convocada por Mas no para hacerse una foto que visualice una unidad a día de hoy maltrecha, sino porque quieren «gestos» del presidente catalán y que sean inequívocos. Los independentistas están hartos de que el jefe del Ejecutivo catalán y los miembros de Convergència -ayer arrancó la campaña de CDC a favor de la independencia- hagan declaraciones en las que expresan su compromiso firme y decidido con la consulta, pero que luego los hechos sean otros. Por ejemplo, paralizar la campaña institucional y dejar en 'stand by' la preparación logística de la consulta. Dos decisiones que no sentaron bien en Esquerra y la CUP, en parte porque Mas no les consultó.

Los dos partidos independentistas, que en la cita de partidos en el Palau de la Generalitat actuarán como un tándem, dan por hecho que el presidente de la Generalitat pedirá una prórroga y que renueven su confianza en él hasta que llegue la respuesta a la petición del levantamiento de la suspensión del Tribunal Constitucional. «Nos piden actos de fe», señalaron fuentes independentistas.

Esquerra, la CUP, y también Iniciativa reclamarán a Mas un calendario claro del desarrollo de los preparativos de la consulta que están paralizados. Según sus cálculos, todo lo que sea seguir una semana y media más de brazos cruzados imposibilitaría celebrar un referéndum con garantías democráticas. Aún quedan trámites por cumplimentar. Por ejemplo, a los extranjeros residentes en Cataluña que quieran votar se les está agotando el plazo, también falta el mecanismo para el voto anticipado; la divulgación del censo para catalanes residentes en el exterior; la actualización de la web o la contratación de personal de apoyo para las meses. Desde Iniciativa ponen el acento en que los preparativos no deben afectar a los funcionarios. Esquerra y la CUP creen que este aspecto es superable y dicen contar con empleados públicos dispuestos a apoyar el proceso asumiendo responsabilidades penales.

Un frente dividido

La sensación general entre las formaciones que apoyan al Gobierno catalán es que en la cumbre de este viernes se clarificará la voluntad real o no de Mas de seguir adelante con la consulta. Esquerra Republicana y la CUP están «preocupados» por la situación de bloqueo del proceso, pero siguen dispuestos a ayudar al Ejecutivo catalán a mantener el rumbo hacia el9 de noviembre siempre que mantenga firme el rumbo hacia la votación. Incluso, aún confían en que Mas se saque un as de la manga.

El presidente de la Generalitat, en cualquier caso, tiene de nuevo ante sí una difícil papeleta. El frente soberanista en lo que respecta a la consulta está dividido en dos, Esquerra y la CUP por un lado, y CiU e Iniciativa, por otro; su Gobierno también está partido, y CiU tiene dos almas. Mas tiene que hacer juegos malabares, entre los que le piden dentro de su Gobierno que sea escrupuloso en el cumplimiento de la legalidad y los que le reclaman desde fuera que su compromiso sea solo con la celebración del referéndum. Hasta la fecha, ha conseguido mantener el equilibrio entre unos y otros. Está por ver si en esta ocasión consigue contentar a todos sin enfadar a nadie.

Con lo que no podrá seducirles es con una oferta de elecciones catalanas anticipadas como moneda de cambio. Ni siquiera aunque fueran plebiscitarias. Esquerra descartó abordar el asunto en la cumbre. «Sólo hay que hablar del 9-N», dijeron los republicanos. Iniciativa, que no quiere ni oír hablar de anticipo electoral, afirmó que actuará con «firmeza y unidad», pero no con «ingenuidad» porque en los cálculos de Mas «no está solo el 9-N». Si Mas plantea elecciones adelantadas y sondea una lista común de partidos soberanistas, la CUP anunció que se levantará de la mesa y se marchará de la reunión.

De momento, en lo que sí están de acuerdo las cuatro formaciones soberanistas, a quienes el presidente del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, el veterano nacionalista Joan Rigol, pidió unidad, es en reclamar la recusación en el debate de sus alegaciones contra la suspensión de la consulta de dos miembros del Constitucional, su presidente, Francisco Pérez de los Cobos, y Pedro José González-Trevijano.