
El Senado veta las novatadas
La Cámara Alta emplaza al Gobierno a adoptar medidas para acabar con estas prácticasLa Cámara Alta reclama campañas de sensibilización, mecanismos de vigilancia y protección para las víctimas de los abusos
MADRID. Actualizado: GuardarEl pleno del Senado aprobó ayer por unanimidad una moción por la que se insta al Gobierno a que tome medidas para acabar con las novatadas tanto en el campo universitario como en otros ámbitos sociales, como pueden ser el militar, el deportivo o el meramente profesional. La iniciativa, presentada por el Grupo Popular, pretende atajar los riesgos que conlleva una tradición, a la que ya se refería Platón, pero en la que «el argumento histórico no puede ser la excusa para amparar conductas vejatorias, humillaciones amenazas o simples maltratos», en las que llega a ponerse en riesgo la vida de los novatos.
La moción reclama al Ejecutivo que «respalde y apoye» el Manifiesto del Consejo de Colegios Mayores de España -suscrito por 160 centros de todo el país- «orientado a eliminar las novatadas». Este documento define estos actos como «el doblegamiento de la voluntad a través de la coacción psicológica o física para establecer una jerarquía que condiciona la vida colegial».
Por este motivo, la iniciativa respaldada por el asentimiento de todos los grupos políticos del Senado insta al Gobierno a colaborar con las instituciones públicas o privadas y especialmente con las universidades, colegios mayores, alumnos y padres para prevenir estos comportamientos. Para ello solicita «campañas de sensibilización, información y divulgación sobre novatadas, de la promoción para la realización de estudios y su divulgación y la modificación o fortalecimiento en su caso de la normativa que regula estas acciones en el ámbito universitario».
El texto aprobado por el pleno también pide que se defienda y proteja «adecuadamente» a las víctimas de las novatadas «mediante la correcta atención psicológica, informativa o incluso policial».
En este sentido, emplaza al Gobierno a preservar el ejercicio de la libertad y la convivencia en los ámbitos colegiales universitarios, así como en los espacios públicos, «con el debido respeto y colaboración de las instancias universitarias». Esto será posible «adoptando en todo caso los mecanismos de vigilancia y control eficaces para que se cumpla la ley y lograr tolerancia cero con las novatadas», tal como añade la enmienda del Grupo presentada al texto inicial.
«Poco de broma»
Y es que la exposición de la iniciativa defendida por el populares explicaba que «las bromas sanas y el buen humor configuran la cultura española y su empleo y fomento suele ser sinónimo de inteligencia emocional». Frente a ello, añade, «obligar a consumir alcohol, a ingerir comida de perro, a beber vinagre, a desnudarse, a practicar botellón o provocar lesiones tiene poco de bromas».
El senador del PP Luis Aznar destacó que por estas bromas de mal gusto «miles de estudiantes pasan cada año un calvario». «Las novatadas han ido degenerando de tal manera que a día de hoy podemos hablar de maltrato, acoso, humillación y también de conductas tremendamente vejatorias», dijo para recordar las últimas víctimas en España, las últimas en Madrid -donde esta semana una estudiante fue arrojadas por un terraplén de cuatro metros-, unas prácticas que «se aceptan como un mal inevitable» por parte de la sociedad, pero que dejan «taras físicas y psicológicas» en los afectados.
Aznar reclamó al Ejecutivo que tome cartas ante un problema que en países como Francia ha sido tipificado como delito.
Desde el Grupo Socialista, la senadora Paula Fernández, que también defendió la «tolerancia cero» ante estos comportamientos, destacó que la mejor herramienta para luchar contra las novatadas es la educación de los jóvenes ya desde las escuelas e institutos. «Se trata de educar desde niños a los futuros universitarios para que, cuando lleguen a sus facultades, escuelas o colegios mayores, sientan repulsión por acciones de este tipo», apuntó.
De igual manera, el senador de CIU Ramón Alturo aseguró que frente a la misión de la universidad de «transmitir conocimientos y formar en valores» hay que poner coto a unas prácticas que con coacciones «impiden el ejercicio de la libertad».