Cameron se viste de euroescéptico
El líder conservador británico abraza el discurso del UKIP contra la UE y la inmigración y promete bajar los impuestos
LONDRES. Actualizado: GuardarEn una semana, el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) podría tener su primer diputado en la Cámara de los Comunes. Douglas Carswell, un conservador elegido hace cuatro años y medio en una circunscripción en la comarca de Essex, dimitió a finales de agosto y anunció su ingreso en el partido eurófobo. Se presentará a la nueva elección el día 9. La circunscripción es Clacton, una villa costera en el este de Inglaterra donde un tercio de residentes está jubilado y que ha votado casi siempre conservador a lo largo de la historia. Las cifras oficiales registran una inmigración baja, el 8% de la población, y buena parte son alemanes nacidos de matrimonios de soldados destinados durante la Guerra Fría.
Pero David Cameron afirmó ayer, en la última conferencia del Partido Conservador antes de las elecciones de mayo, que «el mayor asunto hoy es la inmigración procedente de la UE». Describió el problema: «Acceso inmediato a nuestra Seguridad Social. Envían los subsidios a sus familias en sus países. Agencias de empleo contratando a gente extranjera sin reclutar a británicos. Cifras que han crecido más rápido de lo que queríamos, a un nivel demasiado alto para nuestras comunidades».
«Todo esto debe cambiar. Y estará en el centro de mi estrategia de negociación con Europa», prometió el primer ministro británico. «Vamos a recuperar nuestros poderes, a luchar por nuestro interés nacional». Y, como parte de ese interés, incluyó también la derogación de la ley que incorporó, en tiempos de Tony Blair, el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la futura introducción de una ley británica de derechos.
Eliminar la competencia del Tribunal de Estrasburgo para preservar la supremacía del Parlamento en el sistema constitucional británico y renegociar los términos del movimiento de personas en la UE fueron los compromisos más concretos para su política europea. El primero nada tiene que ver con la UE, que será el asunto que marcaría los primeros meses de un nuevo mandato de Cameron, por su compromiso de celebrar un referéndum en 2017.
El UKIP ganó las elecciones europeas en mayo, con una participación inferior al 35% del electorado. Ahora conseguirá probablemente un diputado, porque Carswell es un político popular, y tiene la ilusión de obtener su segundo escaño en Rochester, cuando se celebre la elección para sustituir a otro diputado conservador, Mark Reckless, que dimitió esta semana y anunció su paso al UKIP.
El sistema electoral británico, en el que se elige un solo parlamentario por cada circunscripción, no puede dar al UKIP una cifra alta de escaños en Westminster, pero en las elecciones de mayo un número significativo de circunscripciones verá una batalla entre cuatro partidos. Las sumas y restas quedan en el aire cuando los sondeos dicen que la formación de Nigel Farage cuenta con el 15% de los votos.
Los sondeos constatan también que los laboristas tienen una ventaja de cuatro puntos con respecto a los conservadores, que más británicos consideran que David Cameron sería un mejor primer ministro que el laborista Ed Miliband y que los conservadores son percibidos como más competentes que sus rivales en la gestión de la economía.
Imagen acartonada
Al final de la sesión de conferencias de los partidos, el estado de la opinión pública no se habrá alterado sustancialmente. Miliband decidió romper con su imagen acartonada memorizando su discurso a los laboristas y olvidó el párrafo sobre la deuda pública. Y tanto Cameron como su ministro de Hacienda, George Osborne, han podido presentar una reducción del déficit en el último ejercicio y una economía que crea empleo.
Osborne se ha comprometido con la extensión de la austeridad hasta acabar con el déficit. Tras mostrar imagen de seriedad, Cameron ofreció ayer las golosinas. Habrá exención de impuestos para los que ganen menos de 15.000 euros anuales, reducciones para los que perciban menos de 60.000. Todo esto cuando desaparezca el déficit presupuestario, quizás en 2020.
Miliband apeló a las bajas rentas. Nuestros cañones apuntan al laborismo, dijo hace unos días Nigel Farage, el líder del UKIP, señalando que su partido quiere extenderse entre las bases tradicionales de la izquierda, porque en su discurso contra la inmigración se dice que la llegada de extranjeros ha provocado que en 2,3 millones de empleos, muchos de ellos de nueva creación, se pague el salario mínimo o una cantidad muy cercana.
El salario mínimo subió ayer 24 céntimos, el primer aumento desde 2008, hasta 7.80 la hora. Miliband prometió que en 2019 habrá aumentado a 9.60 euros con un Gobierno laborista. Y anunció también más enfermeras, más médicos, más fondos para los servicios asistenciales a los mayores y a los enfermos. La política británica en los próximos meses versará sobre los temas electorales fijados en estos días.