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Un lince entre Mérida y Granada

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David frente a Goliat. Es lo que reivindica Arturito cargado de ternura, cuando transmite el relato agónico de la «liberación catalana». También ha echado mano de Mandela y Gandhi, como promotores históricos de la construcción de la patria catalana. Pero tiene un problema irresoluble con el presente, el de sus referentes actuales. Sólo su padre y su padre político, que al unísono asume el de la patria catalana. Es lo malo de tener dos padres. Por eso siempre se dice que madre no hay más que una.

Uno de sus dos padres habló la semana pasada en sede parlamentaria. Solo acierto a pensar que no solo fue el fundador de su partido, sino que asume la condición de padre, no solo de Arturo, sino del resto de parlamentarios de su grupo. Solo había que ver la defensa encendida en el debate del diputado Turrul. Qué buen hijo. Es lo que ocurre con las relaciones paterno- filiales en política, cuando se tienen hijos por doquier. Quiso dar la sensación de haberse crecido en territorio amigo -la sede del parlamento catalán, que no de la soberanía de la nación española, que es única e irreductible, representada en las Cortes-.

Pujol es historia política y actualidad judicial. Dejemos que los jueces actúen hasta el final. Vayamos con el Lince de Montserrat. Lo de lince viene a colación con la supuesta 'astucia' del que dicen es depositario el 'Molt honorable' Más. Solo dos apuntes al respecto. Legatario político de uno de sus padres y heredero del otro de varios millones de euros en cuentas sitas en Liechtenstein, por supuesto evasoras del fisco. Además las 'argucias' demostradas en el proceso confirman su condición de afamado felino ibérico. Éste, caracterizado por sus patas largas y su cola corta con una borla negra en el extremo y que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o excitación. Ya decía yo que últimamente lo veo excitado. Debe ser la bola que está que no para de dar vueltas. Sus orejas están rematadas por unos característicos pinceles compuestos por pelos negros rígidos cuya finalidad posiblemente sea la de descomponer la redonda silueta de su cabeza, favoreciendo de este modo su mimetismo.

Y es aquí donde entra en escena el PSOE y sus dos declaraciones institucionales en 1998 (Mérida) y 2013 (Granada). La primera rechazaba el privilegio de unas comunidades autónomas sobre otras, lo que supuso la primera gran divergencia entre PSOE y PSC. La segunda es la que mantiene la vocación federal del Estado español. Esta última viene de más porque España se erige en una de las múltiples fórmulas de estados federales. El federalismo en estado puro sería inaceptable para los nacionalistas, ya que significa igualdad entre territorios. Así es que el PSOE tiene la obligación de arreglar primero su problema interno que se llama PSC y luego que haga propuestas con fundamento y no meramente nominalistas que quedan en titulares vacíos, que es a lo que nos tienen acostumbrados.