El director del centro revisa un libro de registro del siglo XIX. :: A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

Juan Manuel Vidal, el primer gaditano que estudió en el colegio en el año 1895

Miles de alumnos han pasado por sus aulas desde que fuera construido a finales del siglo XIX con la vocación de formar a los más necesitados

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Bajo un gran cuadro en el que se reproduce una fotografía en blanco y negro de La Salle Mirandilla en plena construcción, José Manuel Caneda pasa con cuidado las páginas de un viejo libro de registro. «Aquí está: José Manuel Vidal, de 9 años e hijo de José, de profesión marinero». Cuando el actual director encuentra los datos del primer alumno matriculado en La Mirandilla allá por el año 1895 (aunque los Hermanos desembarcaron en la ciudad diez años antes), se le ilumina la cara. «No sabes la ilusión que me hizo encontrar estos libros. Y encima descubrí que mi abuelo aparece como alumno. No lo sabía ni mi padre. Imagina el orgullo que es para mí pensar que mi abuelo estuvo en estas aulas y ahora yo soy el director del colegio», comenta.

La suya es una familia con raíces lasalianas, como las de muchos gaditanos. Hoy en día casi todos los nuevos profesores de La Salle son antiguos alumnos del centro. La falta de vocaciones religiosas actual hace que se requiera de un profesorado que entienda y comparta el carisma de La Salle, tanto como para haber estado días enteros tirando muebles, arreglando salas, limpiando sin parar. Eso es lo que estuvieron haciendo durante días los componentes del claustro de La Mirandilla para que el colegio pudiera abrir sus puertas el pasado día 10. «Y eso que los obreros estuvieron aquí hasta el 9».

Todos ellos, igual que los muchos antiguos alumnos que en estos días han ido pasando por el colegio, no se pueden creer el cambio que ha dado. Pizarras digitales, proyectores, cuartos de baño con lavabos de foam para evitar cualquier peligro para los niños. Se ha cuidado hasta el más mínimo detalle con los escasos recursos disponibles.

Pero por encima de esas comodidades y avances, lo que se llevarán de La Mirandilla, y casi todos después de La Viña -La Salle s el único centro en el casco histórico donde se entra con 3 años y, si se quiere, se sale con 18- es una formación basada en «vivencias, útil para la vida. Es difícil definirlo», dice el director. Lo mismo que se han llevado los lasalianos de Cádiz y del resto del mundo desde los tiempos del fundador.