ARTUR MAS LANZA SU ÓRDAGO AL ESTADO
El líder soberanista no aclara si respetará el veto del Constitucional a la consulta y los independentistas avisan de que si se prohíbe sacarán la protesta a las callesEl presidente de la Generalitat desoye al Gobierno y convoca un referéndum sobre la independencia para el 9 de noviembre, «la hora grande de Cataluña»
Actualizado: GuardarEn un acto sobrio y solemne, en la galería gótica del Palau de la Generalitat, la de las grandes citas, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, cumplió ayer con su promesa y con la hoja de ruta pactada con Esquerra convocó a los catalanes a votar en una consulta sobre la independencia el próximo 9 de noviembre. Acompañado por los miembros de su Ejecutivo y por los partidos que impulsan el referéndum (CiU, ERC y CUP, menos Iniciativa, que se ausentó), el presidente catalán firmó el decreto de convocatoria, consumó el desafío al Estado y fue más allá que ninguno de sus predecesores en la presidencia de la Generalitat, sin contar a Francesc Macià y a Lluís Companys, que proclamaron la república catalana y el estado catalán desde el balcón de la Generalitat, en 1931 y en 1934. Mas pasará a la historia como el primer mandatario catalán que convocó a la ciudadanía a las urnas para votar sobre la secesión. «Este día lo recordaremos para siempre, hoy se abre un camino que marca un antes y un después para Cataluña», dijo tras estampar su rúbrica en el documento. «Es la hora grande de Cataluña», añadió en su declaración.
Mas justificó la convocatoria de la consulta, la decisión política de mayor calado desde que en 2010 llegó al poder, porque cuenta con «amplias mayorías sociales», «consenso político» y porque el proceso catalán se ha hecho desde su punto de vista con «respeto a los marcos legales» y buscando el «diálogo» con el Gobierno central. «Queremos votar, queremos decidir y ahora tenemos el marco y el momento adecuado para hacerlo», aseguró.
El 'president', en un gesto poco habitual, se dirigió en castellano a la ciudadanía española. Habló de «lazos de hermandad», de una «larga historia en común» que «continuará» en la UE y reiteró que «Cataluña quiere hablar y ser escuchada». «A nadie debería asustarle que alguien exprese su opinión en la urna», dijo. Una vez que los catalanes hayan votado, aseguró Mas, que también dirigió una parte de su discurso en inglés a los líderes europeos e internacionales, emplazó a la sociedad española a encontrar los «marcos de diálogo necesarios para construir el futuro».
Incógnitas del proceso
El «compromiso» es votar, insistió el presidente de la Generalitat. Sin embargo, sigue sin aclarar la gran incógnita del proceso catalán: ¿qué pasará con el 9-N cuanto el Constitucional suspenda la ley y el decreto de convocatoria? Hasta la fecha, se muestra firme.
Ha cumplido todas las etapas del proceso, que comenzó con la declaración de soberanía de enero de 2013; el acuerdo con los grupos políticos sobre la pregunta y la fecha de la consulta (diciembre de 2013); la aprobación, por parte del Parlamento de Cataluña, de la ley de consultas y, finalmente, la convocatoria de ayer. Mas ha ido paso a paso e intenta llegar hasta el final. Trata de enviar el mensaje de que si no se puede celebrar la consulta no habrá sido porque se ha echado atrás sino que -dirá a los catalanes y a la opinión pública internacional- habrá sido culpa de un Estado que cercena las libertades colectivas de un pueblo y que se niega a sentarse a hablar. Ayer insistió en esa extrategia. «Nadie podrá negar que hemos tendido la mano al diálogo en todo momento. Hemos estado y estamos abiertos a pactar las condiciones para hacer posible la consulta, hasta el último momento. Lo que no podemos, sin embargo, es caer en la trampa del inmovilismo», señaló. El objetivo es cargarse de razones.
Habrá que ver, no obstante, si la parroquia soberanista, la que en la Diada le pidió que no se arrugue y ayer volvió a presionarle en la plaza Sant Jaume, convocada por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), le compra el victimismo. Si le admite, por tanto, una salida rebajada en forma de elecciones plebiscitarias, que ni siquiera podrían ser el 9-N porque ya está fuera del plazo mínimo legal. Pase lo que pase -una consulta organizada por la ANC tampoco está descartada-, Mas se ha comprometido con los cuatro partidos que impulsan la consulta a consensuar la respuesta al inminente veto del Constitucional.
Matices legales
Esquerra y CUP están por la desobediencia y abogan por una consulta aun sin amparo legal mientras que Iniciativa y CiU no quieren saltarse la ley. El presidente de la Generalitat siempre apela a la unidad, pero dado el desencuentro es una incógnita cuándo tiempo remarán los cuatro en la misma dirección. Como aviso a navegantes, Iniciativa se ausentó ayer de la firma del decreto porque alegó que se trataba de un acto de gobierno. Aunque hay quien lo interpretó como un desmarque para no participar en el primer acto de la precampaña del tándem CDC-ERC hacia unas eventuales elecciones anticipadas.
La Generalitat y CiU, en cualquier caso, confían en que la ley de consultas y el decreto superen el examen legal. De hecho, el decreto de convocatoria, tal y como está redactado, busca las grietas legales para ponérselo muy difícil al tribunal. El decreto, que consta de ocho artículos y un preámbulo, proclama que el objeto de la consulta es «conocer la opinión sobre el futuro político de Cataluña, con la finalidad de que su Ejecutivo pueda ejercer con pleno conocimiento de causa la iniciativa legal, política e institucional que le corresponda», sin aclarar cuál. El Gobierno catalán defiende que tiene competencias para convocar esta consulta. «Entre los asuntos y materias que pueden ser consultados mediante una convocatoria se encuentran los de especial importancia colectiva para el país, sobre los que la Generalitat tiene la potestad de ejercer la iniciativa formal ante las instituciones del Estado, tal y como reconocen los artículos 87 y 166 de la Constitución y del artículo 61 del Estatuto», dice el decreto. Este artículo es clave. Deja la puerta abierta a que el resultado de la consulta se convierta en una propuesta de reforma del ordenamiento jurídico para adecuarlo a la voluntad expresada por los catalanes en las urnas y los expertos constitucionalistas más cercanos al nacionalismo lo ven difícil de tumbar.
Lo que sí tiene claro la Generalitat es que usará los días hasta que resuelva el Constitucional, con el decreto vigente, para poner en marcha los preparativos administrativos y de tipo logístico del 9-N. Hoy activará la campaña institucional bajo el lema «Tú decides», que termina a las cero horas del 9 de noviembre e incluye una web y publicidad para promover la participación en los medios de comunicación. El decreto permite asimismo al Parlamento catalán celebrar el miércoles el pleno que elegirá a los siete miembros de la comisión que supervisará el proceso y da un plazo de diez días a los ayuntamientos para entregar una propuesta de qué locales acogerán las urnas.
Además de la campaña institucional, a partir de hoy, empieza la campaña electoral de los partidos, a pesar de que algunos, como Iniciativa y Unió, aún no han decido su voto. CUP y Esquerra comenzarán mañana, mientras que Convergència defenderá la independencia desde hoy. La caravana electoral de la ANC y Òmnium Cultural se pondrá en marcha el 4 de octubre o en cuanto la corte suspende la consulta. Ambas entidades y los partidos independentistas amenazaron con llenar las calles de Cataluña de protestas si se confirma ese veto. CDC, ERC y CUP confirmaron que harán campaña aunque el Constitucional suspenda el referéndum. «Desobedecer quiere decir votar», avisó Oriol Junqueras.