El Gobierno pedirá el lunes la anulación del referéndum
Sáenz de Santamaría recuerda a Mas que cuando el Constitucional lo suspenda tendrá que paralizar los preparativos de la consulta
MADRID. Actualizado: GuardarEl Gobierno cuenta con tener ya neutralizado en los primeros días de la próxima semana el pulso al Estado que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, oficializará hoy con la firma de la convocatoria de un referéndum independentista para el 9 de noviembre.
El trabajo del Ejecutivo terminará el lunes por la mañana, cuando el Consejo de Ministros se reúna de forma extraordinaria y apruebe los recursos contra la ley catalana de consultas y contra el decreto que en su nombre pone fecha y preguntas al referéndum. Las impugnaciones serán entregadas en el Tribunal Constitucional solo unos minutos después por un abogado del Estado.
El momento exacto en el que la consulta soberanista quedará bloqueada lo determinará la celeridad con la que el Constitucional quiera reunir a su pleno para admitir a trámite los recursos del Ejecutivo, momento en que dictará, de manera automática, la suspensión cautelar de la ley y del decreto de convocatoria por un plazo máximo de cinco meses o hasta que el tribunal resuelva el fondo del asunto.
El día y hora de la convocatoria del pleno está en las manos del presidente de la corte, el conservador Francisco Pérez de los Cobos, quien podría hacerlo en cualquier momento desde que los recursos entren el lunes en el tribunal. No hay fecha decidida, pero se espera que sea rápido.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, recordó ayer a Mas que en cuando el Constitucional decrete la suspensión cautelar de ambos actos jurídicos no solo impedirá la celebración del referéndum sino que también obligará a la paralización de cualquier campaña, decisión o preparativo que tenga como finalidad la ejecución del decreto.
La realización de este tipo de promoción y preparativos es, de hecho, lo que busca el presidente de la Generalitat con el retraso de una semana en la convocatoria de la consulta. El hacerlo un sábado impide la actuación instantánea del Ejecutivo y del Constitucional porque el tribunal está inactivo en fin de semana, y le permite mantener vigente unos pocos días la consulta.
Rápido, pero sin correr
El calendario de actuación del Gobierno ha buscado un punto medio entre la respuesta rápida a un desafío al Estado y la transmisión de tranquilidad a los españoles porque, como repitió ayer el propio Mariano Rajoy, considera que lo tiene todo previsto y controlado y que lo que considera una aventura y un error de Mas se estrellará en días contra la ley y la Constitución.
El Consejo de Ministros se podía haber reunido para recurrir la consulta hoy, solo unas horas después de su convocatoria, o mañana, con Rajoy ya en España, que llega esta noche de su viaje de cuatro días a China. Pero era innecesario, porque las impugnaciones no podían llegar al Constitucional hasta el lunes, ese día se incorporará al Consejo el nuevo ministro de Justicia, y la falta de prisa evita presionar al Consejo de Estado para que entregue su informe preceptivo.
Rajoy cree que lo peor habrá pasado prácticamente con la suspensión del Constitucional porque no da crédito a que Mas vaya a desobedecer la resolución, como le pide su socio de Esquerra, y saque las urnas a la calle el 9 de noviembre.
El presidente del Gobierno volvió ayer a transmitir al presidente de la Generalitat que admita que su vía independentista unilateral ha fracasado y que acepte volver a pelear por sus pretensiones soberanistas dentro del marco legal. Dio a entender que ese sería el camino para recuperar el diálogo y para desbloquear la negociación de las 23 demandas socio-económicas que le planteó en su entrevista de agosto.