La Policía toma muestras en la vivienda del supuesto pederasta en Madrid. :: C. MOYA / EFE
ESPAÑA

Las primeras pruebas acorralan ya al pederasta de Ciudad Lineal

La Policía, que ha reventado las cañerías de su piso en busca de ADN de las niñas, tiene «indicios serios» para conseguir una condena

MADRID. Actualizado: Guardar
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Levantaron los retretes y los lavabos. Reventaron las cañerías y los sumideros durante todo el día. El rastreo de la Policía Científica en la vivienda de 4ºA del número 3 de la calle Santa Virgilia de Madrid -la casa deshabitada en la que Antonio Ángel O. M., el presunto pederasta de Ciudad Lineal, supuestamente usaba para vejar a sus víctimas- fue de una «exhaustividad milimétrica», en palabras de los investigadores. El objetivo: encontrar la menor traza de ADN de alguna de las niñas que sirva como prueba de cargo para llevar al pederasta a la cárcel durante décadas.

Y el resultado fue satisfactorio. Los funcionarios lograron recuperar varias muestras orgánicas que podrían pertenecer a las menores, entre ellas restos de vómito que podrían corresponder a una de ellas que, confesó a la Policía, devolvió durante su secuestro sin que su captor se diera cuenta. Prueba a sumar a otros «indicios serios» hallados en las últimas horas.

El propio Antonio O. y su abogado estuvieron presentes en el registro de esta vivienda propiedad de la madre del 'depredador'. Todo un día para rastrear los más de cien metros cuadrados, las cuatro habitaciones, los dos baños y la cocina de esta vivienda que los agentes están convencidos que pudo utilizar para abusar de cuatro de las cinco niñas que llegó a secuestrar. Se trata de los raptos de julio y septiembre de 2013 y de los de abril y junio de 2014. Los funcionarios creen que la casa de Santa Virgilia fue el lugar donde cometió los abusos por cuatro razones: la vivienda estaba vacía en esas fechas porque lleva años en reforma; se puede acceder a la casa directamente desde el garaje sin ser observado por ninguno de los 107 vecinos del inmueble; la finca queda sin vigilancia a última hora de la tarde cuando se produjeron los secuestros; y, sobre todo, está en un radio de menos de siete kilómetros de los lugares donde se produjeron los raptos de las menores, tiempo suficiente para cometer los abusos y dejar libres a las niñas horas después.

Pese al tiempo transcurrido y lo meticuloso que ha demostrado ser el criminal -que llegaba a bañar a las niñas para no dejar rastro-, los técnicos de la Científica encontraron «vestigios» genéticos que, esperan, afiancen las acusaciones.

«Irrefutables»

Buscan «pruebas de ADN irrefutables» para complementar pruebas circunstanciales que ya tenían en su poder y que han conseguido en las últimas horas. Mandos del operativo confirmaron que tienen mínimas muestras de fluidos en dos de las niñas que esperan que sean suficientes para compararlos con los del detenido. El jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso José Fernández, también confirmó que los funcionarios cuentan con diversos «vestigios» de huellas del pederasta. Una de ellas es una pequeñísima muestra genética que el raptor dejó en la tienda en la que paró el 22 de agosto para comprar una crema, mientras mantenía retenida en su coche a la última víctima, una pequeña de origen dominicano.

De hecho, el miércoles, los agentes hallaron el bote de crema comprado en aquella ocasión en la casa de la calle Montearagón donde residía el supuesto pederastra con su madre. Otro efecto localizado en esta última vivienda es una multa del Toyota -perteneciente a una tercera persona que lo había dejado en el negocio de compraventa en el que trabaja el detenido- que Antonio Ángel O. habría usado en sus primeros raptos, hace un año, hasta que cambió al Citroën Xsara Picasso, que fue el coche que llevó a identificarlo tras ser registrado por una cámara de seguridad y cotejarse 200.000 matrículas y 400.000 grabaciones.

Pero, además de esas pruebas que ya acorralan al arrestado, hay una confesión, la de su actual pareja. Su novia, de origen sudamericano y que declaró el miércoles ante la Policía, ha confesado que era ella quien le conseguía Orfidal (tranquilizante-ansiolítico), el sedante que el 'depredador' suministraba a las niñas disuelto en golosinas.

La Policía trabaja contrarreloj para entregar cuanto antes las pruebas a la titular del Juzgado de Instrucción Número 10 de Madrid, María Antonia de Torres Díez-Madroñero, quien tiene previsto tomar declaración al arrestado hoy.

Ignacio Cosidó, el director general de la Policía, sin dar más detalles por no vulnerar el secreto de sumario, aseguró ayer tener «la total convicción de que esta es la persona que ha cometido esas agresiones».