MUNDO

Salmond desmiente que aspire a una independencia unilateral

El primer ministro escocés tranquiliza a los unionistas y avanza que abrirá las elecciones a los votantes de 16 y 17 años

EDIMBURGO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Alex Salmond no contempla la UDI (declaración unilateral de independencia). Esa fue la noticia en el reencuentro de los parlamentarios escoceses tras el referéndum que el jueves se saldó con la permanencia en Reino Unido. Llega una nueva era política porque «la unión es ya la voluntad firme de la población», según la laborista Johann Lamont. Pero antes había que aclarar si los independentistas aceptaban el resultado.

Aunque el ministro principal había dicho en su discurso que él exigió a David Cameron la inclusión, en el acuerdo que permitió el referéndum, de un compromiso de ambos gobiernos para colaborar en beneficio de la población cualquiera que fuese el resultado y que lo cumplirá ahora, la líder conservadora, Ruth Davidson, le pidió que aclarase unas declaraciones suyas, y de otros independentistas.

«Algunos nacionalistas han afirmado que hay otras maneras de llegar a la independencia», dijo Davidson, y preguntó a Salmond si compartía esa opinión. Hubo que esperar casi tres horas para que, en su respuesta a las intervenciones en la Cámara, en la que permaneció escuchando a todos, el líder independentista acuñase un acrónimo, UDI, para describir la declaración unilateral de independencia.

Podría promulgarla el Parlamento escocés, decían los medios que decían Salmond y otros nacionalistas. «Sólo leyendo el Daily Mail puede creer que apoyo la UDI», puntualizó el ministro principal a la líder conservadora. «Creo en los referendos y en Escocia son importantes, porque se corresponden con el requisito constitucional y la historia de Escocia, la soberanía del pueblo. Por eso lo defendí y lo seguiré defendiendo».

Tono de celebración

El reencuentro sirvió también a los parlamentarios para rememorar la más extraordinaria experiencia política de sus vidas. Hay una mayoría para extender el sufragio a los jóvenes de 16 y 17 años tras esta experiencia. El liberal-demócrata Willie Rennie contaba que gente normal le pidió documentos de veinte páginas. Que habló en profundidad con un limpiaventanas sobre la pertenencia de la Escocia independiente a la UE. Un conservador recordó que participó en treinta debates.

Hubo felicitaciones cruzadas por la conducta en campaña, por haber dado un ejemplo al mundo. Hubo reproches sobre la intimidación que sufrieron algunos partidarios del 'no', sobre las protestas ante la BBC. Pero el tono general fue de celebración. Y de asombro. Un diputado dijo: «Ninguno de nosotros había previsto que los ojos del mundo cayesen sobre nosotros».

Pero añadió que los medios internacionales se han marchado y los escoceses tienen que avanzar. Es «una nueva fase», según Lamont, en la que hay que salir de los asuntos constitucionales. Ruth Davidson metió aquí la pata cómica. «Tengo cinco páginas con declaraciones de nacionalistas diciendo que las cosas se resolverían si hubiese independencia», dijo, como ilustración de lo que hay que dejar atrás. Comenzó a enumerar algunas. «Sólo con la independencia podemos fomentar la iniciativa empresarial». Y los bancos del Partido Nacional Escocés corearon: «Sí». «Sólo con la independencia podemos situar los intereses de la agricultura escocesa en el primer punto de la agenda». «Sí», de nuevo los rivales. Davidson renunció a la lista. Luego, el primero que recurrió a esos argumentos fue un unionista.

Cuando el laborista Neil Findlay afirmaba que ha llegado la hora de la agenda por la equidad, le interrumpió un nacionalista para decirle que «ha llegado la hora de los recortes». «Peor habría sido con el déficit fiscal de la independencia», repuso Findlay. Los argumentos de la campaña se reciclaron, pero un aire de renovación se respiraba en la Cámara. No se pudo escuchar, sin embargo, a la futura líder del SNP, Nicola Sturgeon, porque la campaña la dejó sin voz.

Debe terminar el tiempo de la queja constante, pidieron desde los bancos rivales a los independentistas. Salmond cerró la sesión en un 'crescendo' y jaleado por los suyos. «¿Queja? ¿Pena? Estamos entusiasmados, anhelantes sobre los próximos meses y años», sentenció.