Rafael Catalá. :: EFE
ESPAÑA

Un técnico de bajo perfil político

Rafael Catalá, el colaborador más estrecho de la ministra de Fomento, será el nuevo responsable de Justicia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Rafael Catalá (Madrid, 53 años) será a partir de la próxima semana el nuevo ministro de Justicia. Hasta entonces se hará cargo de la cartera la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. La demora obedece a que el Rey se encuentra en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, y el presidente del Gobierno, de viaje oficial en China.

Se puede decir que Catalá es un hombre de la casa. Fue secretario de Estado de Justicia entre 2002 y 2004 con José María Michavila. Pero su principal baza es que como secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda es más que la mano derecha de la ministra de Fomento, Ana Pastor, quien, a su vez, es de la absoluta confianza de Mariano Rajoy.

La Moncloa informó del nombramiento en un comunicado en el que se subraya que el presidente del Gobierno agradeció a Alberto Ruiz-Gallardón la labor desarrollada y «su colaboración solidaria con el conjunto del Gobierno durante una etapa de gran exigencia para todos».

Catalá es el «número uno bis, el viceministro» de Fomento, dicen en el Ministerio. Fuentes de este departamento ponen en valor que aúna en su persona tres secretarías de gran calado. Es, según su entorno, «un hombre tranquilo, moderado y dialogante, de los que no pierden los nervios».

Durante su etapa en Justicia demostró tener gran capacidad de interlocución y desarrolló una relación fluida con el PSOE, sobre todo con el entonces portavoz para temas de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, con el que, sin embargo, no pudo fraguar un ambicioso pacto de la justicia durante la última legislatura de José María Aznar. Su perfil, afirman quienes le conocen, es el de «un técnico de bajo perfil político».

Unas características en las antípodas de Gallardón, un animal político de larga trayectoria, pero que no logró establecer una relación fluida con los socialistas. Rajoy ha demostrado con la elección de Catalá que quiere dar un viraje al rumbo del Ministerio de Justicia y a la política de Gallardón, enfrentado con casi todos los colectivos judiciales, y sin sintonía con la oposición.

El futuro ministro tendrá que poner todos sus méritos en el asador para que la reforma de la ley del aborto sea aceptada en el PP y pactada al menos con el PSOE. Deberá elaborar un nuevo proyecto, que como ya ha apuntado Rajoy, se ceñirá al programa electoral del PP para regresar a los parámetros de la norma socialista de 1985.