Merkel recibió a Manuel Valls en Berlín. :: FABRIZIO BENSCH / REUTERS
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Valls falla en su intento de ablandar a Merkel

La canciller elogia las reformas anunciadas por el primer ministro galo pero remite a la UE su verificación

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró ayer condescendiente con el primer ministro galo, Manuel Valls, al alabar los esfuerzos del Gobierno francés para llevar adelante su programa de reformas, aunque insistió a la vez en la obligación de respetar el pacto de estabilidad y crecimiento de la Unión Europea. Es importante que «cumplamos con aquello que hemos acordado», dijo Merkel en la rueda de prensa conjunta al término de su primera entrevista con Valls ante el hecho de que París da ya por sentado que su déficit presupuestario rebasará con creces en 2015 y 2016 los límites marcados por la UE. Con la intención de aplacar la desconfianza reinante en Alemania ante la creciente crisis de la economía en el país vecino, el jefe del Ejecutivo francés aseguró haber viajado a Berlín «para decir al pueblo alemán: comprendo sus dudas» y subrayar el compromiso de que Francia llevará a cabo las reformas necesarias.

Al igual que lo hizo en su momento con los países del sur de Europa sumidos en crisis presupuestarias y financieras, Merkel exige de Francia que aplique una severa política de ahorro y el cumplimiento del pacto de estabilidad. París, por el contrario, apuesta por programas para relanzar la débil coyuntura y el crecimiento económico. A pesar de todo, la canciller evitó en todo momento hacer referencia a que la segunda economía de la eurozona puede verse castigada por incumplir compromisos adquiridos ante Bruselas. Ayer, Merkel se limitó a comentar que el pacto de estabilidad es ahora más flexible y a remitir a la Comisión Europea la responsabilidad de verificar la situación de la economía gala. Pese a la cordialidad de la comparecencia pública conjunta, no dio la impresión de que Berlín y París hayan salvado sus diferencias sobre la manera en la que Francia debe atajar su crisis.

«Francia hará en todo caso justicia a su responsabilidad», destacó Valls, quien aseguró que su país no tiene intención de reclamar a sus socios europeos que sean indulgentes. El primer ministro explicó además que su Gobierno tiene intención de ahorrar 50.000 millones de euros en tres años y se ha planteado la meta de recuperar la competitividad de sus empresas. Merkel, por su parte, precisó después del encuentro que existen distintas posibilidades de fomentar el crecimiento sin necesidad de aumentar el gasto, por ejemplo reduciendo la burocracia.

Por su parte, los correligionarios de Merkel en la Unión Cristianodemócrata criticaron a Valls. «Resulta descarado afirmar que no se puede ahorrar más. Eso es un sopapo en el rostro de los griegos o los portugueses que han visto recortadas sus pensiones», afirmó el eurodiputado de la CDU Herbert Reul, quien exigió del primer ministro galo que no ceda a las presiones de las bases de su partido, a las que acusó de haber perdido el sentido de la realidad. «Francia tiene que volver a ser competitiva rápidamente. Y eso sólo se consigue con pasos radicales», dijo Reul.

Poder industrial

Andreas Schockenhoff, vicepresidente del grupo parlamentario de la CDU en el Bundestag (Cámara bja), exigió mayores esfuerzos de París: «No es suficiente que Francia defina su papel de líder exclusivamente a través de la política exterior y de seguridad, el Gobierno francés debe llevar a cabo también una política económica y financiera sólida», apuntó.

Si Valls quería presentarse a los alemanes como una suerte de Gerhard Schröder, el canciller socialdemócrata que allanó el camino a la pujanza germana con duras reformas sociales que le indispusieron con sus propias bases y lo apearon del poder, podría considerarse que ayer no lo había conseguido. Y de ello tomará buena nota la oposición en casa. Pero también es cierto que la propia Merkel no lo tiene fácil para ceder a las peticiones de flexibilidad de París sin agraviar a otros esforzados socios europeos; y sin ofrecer combustible a los euroescépticos de Alternativa por Alemania (AfD), ahora que ya se sientan en parlamentos regionales.

Tras entrevistarse con Merkel, Valls viajó a Hamburgo para visitar la planta del consorcio aeronáutico europeo Airbus, donde se ensambla el gigante A-380, y entrevistarse en la ciudad portuaria con el presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, vicecanciller federal y ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel. Su estancia en tierras alemanas concluye hoy con una visita a Stuttgart, capital de Baden-Württemberg -uno de los Estados más ricos del país- y auténtico corazón del poder industrial germano.