Falsos ídolos
Actualizado: GuardarHay personajes en la reciente historia de España que parecían incombustibles e invulnerables. Ahora le toca a Emilio Botín, el gran banquero global. La inexorable parca se lo ha llevado a un año de su retiro definitivo. Pero también han caído de sus pedestales de iconos de obligada referencia, de colosos de pies de barro, otros como Jesús Gil, Mario Conde, Felipe González, J.M. Aznar, Rodrigo Rato, J.L. Cebrián, Díaz Ferrán, Blesa, Matas, Camps, Urdangarín, Fabra, y ahora Jordi Pujol y su clan, etc.. El batacazo de la caída suele ser proporcional al índice de soberbia de su irresistible encumbramiento. Estos se elevaron en su momento a la categoría de fetiches de la tribu. Sus huellas se borrarán en la volátil burbuja del tiempo con tanta facilidad como el suspiro de una monja novicia en un convento de clausura. Algunos, los menos, ocuparán dos páginas en los textos escolares o en Wikipedia. Otros, ni eso. El viejo dicho latino, «así pasa la gloria del mundo», tendría que ocupar el frontispicio de pórticos y fachadas de grandes bancos, parlamentos, tribunales, acuartelamientos y cementerios para recordarles a todos que estamos aquí sólo de paso hacia la nada.