
DONDE SE CREAN Y CIERRAN EMPRESAS
Actualizado: GuardarCon frecuencia los políticos subestiman la perspicacia de los emprendedores para asegurarse la rentabilidad de su esfuerzo. Nadie invierte su tiempo y su dinero si el beneficio neto que le va a quedar libre, tras el pago correspondiente de impuestos, resulta insuficiente respecto al riesgo afrontado.
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística publicó las cifras de creación y desaparición de sociedades mercantiles en las comunidades autónomas. Los resultados son muy dispares al comparar unas regiones a otras. Sin duda, el diferente tratamiento fiscal es uno de los factores que justifican estos contrastes. Hay una realidad innegable: se obtienen más ingresos con impuestos bajos a muchos contribuyentes, en vez de con abusivos tipos altos a quienes no pueden evitarlos. Si la fiscalidad de una región es razonable, el atractivo para residir allí aumenta y, con ello, el número de empresas y personas que pagan impuestos, de modo que la recaudación también sube, como predice Laffer.
Hoy trataré esta 'fuga fiscal' provocada por el distinto atractivo que ofrecen las comunidades autónomas a emprendedores e inversores, desde la perspectiva de la creación y desaparición de empresas. Las cifras son tozudas y corroboran el despropósito que supone maltratar a las gallinas de los huevos de oro (las empresas) a golpe de 'tributazos'.
Madrid es la región en la que más empresas se crean. La causa probable radica en sus extraordinarias condiciones fiscales y una regulación muy atractiva por su sencillez. Además, los emprendedores -en cuanto a personas físicas que son- tienen el beneficio añadido de una exención del 100% de Impuesto sobre el Patrimonio, el IRPF más bajo, con el resto de tributos próximos a los mínimos nacionales. En concreto, en julio se crearon en Madrid 1.791 de empresas, lo que supone el porcentaje interanual más alto de España: un 10,9%. Por el contrario, Cataluña aparece como infierno fiscal en casi todos los tributos y ha reducido su creación de empresas en un 7,3%.
Sin embargo, aunque la fiscalidad explique en gran medida el contraste entre Madrid y Cataluña, sería simplista no reconocer que hay más causas que explican la heterogeneidad que muestra el ranking. Por ejemplo, en el caso catalán incide el riesgo soberanista, pues no hay nada más miedoso que el dinero a la hora de invertir en un territorio con una incertidumbre seria. También influye decisivamente la política económica adoptada por el Ejecutivo de cada región. Basta observar para ello el poco éxito en que se cree tejido empresarial que tienen Canarias y Murcia, regiones muy dependientes del turismo, donde han descendido un 22,3% y un 21,5% respectivamente, si se les compara con la también turística Baleares, que ha tenido un incremento del 6%.
Respecto a la disolución de sociedades, habría que decir que puede ser un síntoma de vitalidad empresarial cuando se están creando muchas más que las que desaparecen. La razón es la 'destrucción creativa', concepto que popularizó el economista austriaco Schumpeter, quien es partidario de cerrar compañías obsoletas para favorecer que los emprendedores abran otras innovadoras. El peor escenario es el de aquellas regiones en las que el crecimiento interanual de empresas creadas es negativo y el de compañías disueltas positivo. Las dos regiones que están en esa peor situación son Murcia y Andalucía.