Rajoy intenta capitalizar el 'no' a la secesión de Escocia frente al problema catalán
El Gobierno resalta que nadie se saltó la legalidad en el Reino Unido y rechaza hacer ofertas a Cataluña a cambio de una renuncia a la consulta
MADRID. Actualizado: GuardarNo habían pasado ni dos horas desde la comparecencia del primer ministro británico, David Cameron, a las puertas Downing Street, cuando desde el palacio de La Moncloa llegó el anuncio de la declaración del presidente del Gobierno español sobre la derrota del independentismo en el referéndum escocés. Mariano Rajoy siempre ha tratado de marcar las distancias entre el Reino Unido y España en relación a los movimientos secesionistas, pero ayer, aliviado, jugó la carta que le brindaron desde las islas británicas los partidarios de la unión.
«Con su decisión los escoceses han evitado las graves consecuencias económicas, sociales, institucionales y políticas que habría supuesto su separación del Reino Unido y de Europa», dijo en una inusual intervención grabada y difundida a los medios.
El Ejecutivo nunca ha ocultado su inquietud ante la posibilidad de una victoria del 'sí' que rearmara moralmente al vasto movimiento que, desde Cataluña, reclama decidir en las urnas su permanencia en España. No parece, a la vista de la reacción inicial del presidente de la Generalitat, Artur Mas, que las cosas hayan cambiado mucho. El jefe del Ejecutivo catalán admitió que otro resultado habría servido para eliminar incertidumbres en lo que respecta al comportamiento de la UE hacia países escindidos a partir de Estados miembros, pero insistió en que el caso británico «allana» el camino a los catalanes porque allí «han votado».
Ese es el tira y afloja que sigue vivo y frente al que el Gobierno blande una y otra vez la Constitución. Rajoy subrayó, de hecho, que los escoceses han decidido «con escrupuloso respeto a la legislación de su país». Y desde la mesa del Consejo de Ministros, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, insistió ayer en que en España las decisiones sobre soberanía corresponden al pueblo español e insistió en que hay manifestaciones recientes, tanto de una amplia mayoría del Parlamento como del Tribunal Constitucional, a este respecto.
La solución escocesa abre, en todo caso, otra línea de debate. En los días previos al referéndum los partidarios de la independencia parecieron hacerse fuertes y Cameron trató de ganar terreno con la promesa de más competencias para Escocia -que hasta 1998 no adquirió capacidad legislativa sobre asuntos como Sanidad, Educación, Seguridad, Medio Ambiente o Vivienda-. Cameron planteó el referéndum hace dos años, convencido de que ganaría el 'no', precisamente porque se negaba a ampliar el autogobierno escocés. Y en Cataluña Mas se embarcó en la aventura soberanista tras el portazo del Gobierno a una especie de Concierto Económico a la vasca.
Chantaje político
La número dos del Ejecutivo defendió que la autonomía catalana es muy superior a la escocesa y que «los márgenes de actuación son muy diferentes» porque España es uno de los Estados más descentralizados del mundo, «incluso en comparación con Estados federales». Pero sobre todo mandó un aviso a Artur Mas, presionado por Esquerra para que ignore la eventual sentencia del Tribunal Constitucional contra la ley de consultas. «No se puede jugar al 'voy a incumplir la legalidad a ver si me dan algo'», dijo.
Sáenz de Santamaría sí puso sobre la mesa la próxima reforma del sistema de financiación autonómica, aparcada en esta legislatura por el temor a un enfrentamiento cuando apenas hay dinero que repartir. Aseguró que a medida que se afiance la recuperación económica y se incrementen los ingresos se llevará a cabo. Pero no hay más ofertas. Al contrario. El Ejecutivo tiene ya lista toda la artillería legal para responder al intento de convocar la consulta acordada en diciembre de 2013, a espaldas de Rajoy, por CiU, Esquerra, Iniciativa y la CUP.
La maquinaria se pondrá en marcha una vez la ley de consultas, en la que la Generalitat pretende ampararse, se publique en el Diario Oficial de Cataluña, quizá hoy mismo. Rajoy firmará un recurso de inconstitucionalidad tras oír a su Consejo de Ministros en una reunión extraordinaria. Sobre su mesa estará, en cuestión de horas, el informe preceptivo del Consejo de Estado. No hay mucho que inventar: el contenido de la ley se conoce desde hace meses y los argumentos ya han sido desgranados.