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El «verdadero» Picasso
El Palazzo Strozzi acoge una exposición que muestra la «diversidad» de la obra picassiana con una selección de fondos del Museo Reina Sofía Florencia enfrenta la obra del artista a la de Dalí, Miró, Gris y sus contemporáneos
FLORENCIA. Actualizado: GuardarA Juan Gris lo maltrato por lo que hizo con 'su' cubismo. Con Miró rivalizó artísticamente pero desde la fraternidad. Con Dalí batió plusmarcas por ver quien creaba el personaje más famoso de sí mismo. A Julio González le 'robó' su concepto de la escultura. Y a Tapiès lo miraba raro por esa pintura matérica, aunque lo acabó respentando. Con todos tuvo sus más y sus menos, pero todos se alimentaron también de él. Una competencia creativa que provocó que todos ellos escribieran buena parte de la historia del arte del siglo XX. Ahora vuelven a encontrarse en la exposición 'Picasso e la modernità spagnola' (Picasso y la modernidad española)', que ayer se presentó en el Palazzo Strozzi de Florencia ante una nube colosal de periodistas.
El más buscado por la prensa era malagueño. Bueno, fueron dos. Picasso, por descontado fue el más fotografiado, y el comisario de la muestra, el catedrático de Historia del Arte de la UMA, Eugenio Carmona, fue el más interpelado. En un perfecto italiano, el 'curator' explicó ayer los detalles de esta gran exposición realizada con fondos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y que ha buscado mostrar una visión diferente del artista malagueño que no es otra que la de exhibir al «verdadero» Pablo Picasso.
Pese al reto, Eugenio Carmona aseguró ayer que la respuesta fue «fácil». Frente a las apropiaciones interesadas de su obra, «hemos buscado mostrar al artista diverso que tuvo la capacidad de cambiar hacia lo nuevo recordando siempre lo antiguo». Y esa reinvención no solo se exhibe a través de la propia obra del pintor, sino también con un recorrido paralelo por la producción de otros célebres nombres de la época como los mencionados Miró, Dalí, Gris o González, a los que se unen María Blachard, Alfonso Ponce de León, Joaquín Torres-García, Rafael Barradas, Josep de Togeres, Maruja Mallo -una de las mujeres de la geranción del 27- y hasta llegar a la modernidad que representan Tapies, Antonio Saura, Chillida u Óscar Domínguez.
Cerca de 90 obras forman parte de la exposición 'Picasso y la modernidad española', que se distribuye en nueve bloques temáticos y recorre la historia del arte del siglo XX desde 1910 a 1963. La muestra explora los estilos y los temas que preocuparon a los artistas españoles, muchos de ellos compartidos con el propio Picasso o influenciados directamente por el pintor malagueño.
El impacto del 'Guernica'
En este punto es fundamental el impacto ejercido por el 'Guernica', una obra que se convirtió en una obsesión para el propio artista malagueño y cuyo resultado en 1937 deslumbró por el dramatismo del trazo picassiano. En la única sala con paredes oscuras de la exposición y con el subtítulo 'El monstruo y la tragedia', los bocetos y dibujos preparativos de la esta monumental obra, junto a algunos grabados, exhiben ese proceso creativo que absorbió a Picasso: 'Cabeza de caballo' (1937), 'Estudio para una cabeza llorando (I)' (1937) o 'Estudio para la composición del Guernica (VII)' (1937). Sin olvidar la relación de esta obra con el minotauro, «la bestia terrible, el monstruo que Picasso convierte en tragedia», explicó Carmona. Curioso paralelismo el de esta exposición, ya que otro malagueño, Antonio Banderas, pretende hacer lo mismo, mostrar la gestación del 'Guernica', pero desde el cine.
Picasso abre y cierra la exposición cronológicamente. Así, su firma es la que figura al pie de 'Cabeza de mujer' (1910) y de las tres versiones de 'El pintor y la modelo' (fechadas en 1963), a las que se unen piezas fundamentales en la trayectoria y en la propia vida picassiana como 'Mujer sentada acodada' (1938) -cuyo modelo fue su pareja Marie-Thérèse Walter- o 'Retrato de Dora Maar' (1939), que sirve de reclamo para esta exposición en los carteles que inundan estos días la florentina cuna del renacimiento.
Junto a estas piezas, el montaje del Palazzo Strozzi de Florencia exhibe como el arte español del siglo XX fue dejándose influir y/o dialogando con el gran renovador malagueño con obras como 'Siurana, el camino' (1917) y 'Figura y pájaro en la noche' (1945), de Miró; 'la monumental 'Arlequín' (1927), de Dalí, o 'Jóvenes y un pescador' (1936), del también malagueño Alfonso Ponce de León.
En la última sala, Picasso se autorretrata en una de las versiones de 'El pintor y la modelo', mientras en la pared de enfrente cuelga la obra 'Marrón con huellas de dedos laterales' (1958) de Antoni Tapies donde la pintura se convierte en matérica. «Es el paso a la nueva modernidad que va más allá de Picasso», concluye el comisario, Eugenio Carmona.