Miembros del EI transportan los restos de un avión de las fuerzas del Gobierno sirio derribado en Raqqa. :: AFP
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La alianza contra el Estado Islámico se olvida de los kurdos de Siria

Es la fuerza más importante en la zona y sus milicias son las que combaten en primera línea a los fundamentalistas

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Estados Unidos y el resto de países de la alianza formada para combatir al Estado Islámico (EI) tienen la primera oportunidad de intervenir en Siria. El grupo yihadista ha lanzado una fuerte ofensiva en el cantón kurdo de Kobane -uno de los tres que forma el Kurdistán Occidental o Rojava, en lengua kurda, junto a Yazira y Efrén- y tras hacerse con el control de al menos 16 aldeas ahora rodea Kobane -conocido como Ain al-Arab en árabe-, la ciudad más importante.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos alertó del «alto riesgo de masacres» en los lugares ya ocupados y Redur Xelil, portavoz del Partido para la Unión Democrática (PYD, por sus siglas en kurdo), pidió a «las potencias mundiales que hagan algo para detener este asalto bárbaro». Hasta el momento Barack Obama ha autorizado los vuelos de reconocimiento en Siria, pero los ataques se centran exclusivamente en la zona del califato del lado iraquí de la frontera en apoyo a las milicias chiíes y kurdas.

El PYD, considerado como el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) -incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europa y Estados Unidos-, es la fuerza más importante en el Kurdistán sirio y sus milicias son las que combaten en primera línea a los milicianos del EI. Este sería, para medios kurdos como 'Rudaw', con sede en Erbil, el principal motivo para la reticencia de Washington a intervenir en un caso que recuerda al de los yazidíes en la montaña de Sinjar en julio o poco después los turcomanos chiíes de Amerli. Sólo el PKK ha respondido hasta ahora a la petición de ayuda desde Kobane y a través de su página web hizo un llamamiento en el que pidió a «los jóvenes del norte del Kurdistán -el sureste de Turquía- participar en la histórica y honorable resistencia».

Kobane contaba con 350.000 habitantes antes de la guerra, pero el establecimiento del califato en las provincias vecinas Raqqa y Deir Ezzor obligó a miles de kurdos a desplazarse a un lugar seguro huyendo de la limpieza étnica del EI y ahora están en la ciudad más importante del cantón, que ha doblado su población.

Posición neutral

El pueblo kurdo está formado por unos 30 millones de personas, repartidas entre Turquía, Irak, Irán y Siria. De ellas unos dos millones viven en suelo sirio donde desde el comienzo del levantamiento contra Bashar el-Asad han intentado mantener una posición neutral o de pacto de no agresión con un régimen con el que conviven, pero del que ya no tienen dependencia alguna. Los kurdos han sido ciudadanos de segunda categoría para los distintos gobiernos baazistas que nunca les reconocieron sus derechos y en los últimos tres años han logrado la independencia de Damasco sin tener que pegar un solo tiro contra el Ejército.

El PYD ha establecido sus propios órganos de gobierno y desplegado sus milicias -las Unidades de Protección Popular o YPG, en kurdo- que, como en Kobane, son las que hacen frente a los yihadistas que desde el comienzo han intentado hacerse con el control del estratégico territorio kurdo, en plena frontera con Turquía.

Los kurdos de Siria anunciaron en noviembre la formación de un Gobierno propio de transición siguiendo la teoría de la 'tercera vía' -ni con el régimen, ni con la oposición- del líder del PYD, Saleh Muslim. Una decisión que no fue compartida por la segunda fuerza en Siria, el Consejo Nacional Kurdo (KNC, por sus siglas en kurdo), que acusa a los hombres de Muslim de cooperar con Damasco.