Draghi naufraga en su primer intento de inundar de liquidez a los bancos
El sector sólo pide al BCE 82.600 millones de los 400.000 ofertados, a la espera de la barra libre de diciembre y los test de estrés de octubre
BRUSELAS. Actualizado: GuardarLa primera barra libre de liquidez abierta por el Banco Central Europeo (TLTRO, por sus siglas en inglés) para intentar reactivar el crédito a pymes y familias se cerró ayer en Fráncfort sin registrarse borracheras entre las 383 entidades financieras invitadas a un festín de 400.000 millones a un tipo de sólo el 0,15%. Toda una alfombra roja para la banca que terminó en «decepción», según el consenso de todos los analistas internacionales. Datos oficiales del BCE indicaron que la primera de las dos megasubastas que se celebrarán este año (la segunda será el 11 de diciembre) concluyó con una petición de 82.600 millones realizada por 252 entidades (se pronosticaban 150.000). De ellos, en torno a 15.000 de bancos españoles, según se desprende de los datos ofrecidos por las instituciones -la información es privada y el BCE no la facilitó-.
Ayer, la institución que preside Mario Draghi dio el pistoletazo de salida a una nueva etapa en la trayectoria de un BCE hasta ahora germanizado y acostumbrado a permanecer de brazos cruzados. Todo está mucho peor de lo esperado, la Eurozona no remonta -las previsiones de crecimiento e inflación, muy lejos del 2% fijado, se han revisado a la baja- y 'Súper Mario' se ha convencido de que la magia de sus palabras ya no basta para calmar a los mercados. Desde junio, ha bajado en dos ocasiones los tipos de interés hasta dejarlos al histórico 0,05%, ha penalizado en otras tantas ocasiones la facilidad de depósito, ha anunciado una compra masiva de titulizaciones y aprobado para este año un manguerazo de 400.000 millones ampliable al billón de euros en sucesivas subastas proyectadas en 2015 y 2016.
Esta inyección de liquidez a tipos irrisorios que ayer se puso se marcha fue aprobada en junio. Una operación de financiación a largo plazo con un objetivo específico que tiene un precedente.
Ocurrió a finales de 2011 y principios de 2012, cuando el grifo del crédito estaba cerrado, el mercado interbancario era inexistente y las primas de riesgo estaban disparadas. Draghi colocó dos barras de liquidez a la que las entidades acudieron en masa solicitando más de un billón -los bancos españoles captaron en torno al 40% del volumen-. Sin embargo, 'Súper Mario' no logró su objetivo: que el crédito volviera a pymes y familias. Las entidades lo utilizaron para hacer negocio, salvar sus balances y de paso, dar oxígeno a los Tesoros nacionales europeos del sur comprando deuda soberana -práctica que se llama 'carry trade'-. Ahora, al menos en la teoría, todo será diferente porque las entidades están obligadas a trasladar el dinero captado a los circuitos de la economía real. De ahí que las dos inyecciones de 2011 y 2012 se llamasen LTRO y ahora, TLTRO (la 't' inicial es de 'targeted', algo así como 'dirigido a').
Pese a todo, la penalización impuesta es muy liviana. Los bancos que no presten deberán devolver el dinero captado durante 2016, dos años antes de lo previsto nada más.
Diciembre, la clave
Tras la subasta de ayer, aún quedan disponibles 318.000 millones que se 'pondrán a la venta' el 11 de diciembre. «Será la fecha que marque el éxito y el fracaso de las TLTRO. Lo preocupante sería ver en diciembre una suma final de dinero adjudicado muy por debajo de los 400.000 millones, lo que significaría que la banca no encuentra demanda solvente de financiación», advierte Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico. Respecto al escaso apetito mostrado ayer por la banca europea, lo enmarca en los inminentes resultados de los test de estrés realizados por el BCE -los bancos quieren salir guapos en la foto- y a «la falta de demanda solvente de proyectos rentables».
Además, Draghi todavía debe explicar detallar el programa de titulizaciones -características, volumen...-. Esto no ocurrirá hasta principios de octubre, de ahí que la banca haya preferido esperar, sabedora de que la cita de diciembre es jugar a caballo ganador -cada entidad tiene ya adjudicado el dinero que puede pedir, correspondiente al 7% del total del saldo de créditos excluyendo hipotecarios-.
Una política, la de Draghi, que también tiene detractores. «Los resultados muestran hasta qué punto 'regalar' el dinero no sirve para estimular el crédito. Al contrario: cuanto más abaratas el dinero, mayor es la sensación de riesgo aunque las primas de los países estén por los suelos. Los bancos no saben cuánto valen sus activos. Ni siquiera saben si tienen suficiente capital para resistir los tiempos que vienen», asegura Javier Santacruz, economista e investigador de la Universidad británica de Essex.