Duyos se da un homenaje
Ulises Mérida sorprendió con unos elegantes vestidos de lino ajustados con cuerdas, cintas de cuero y cordones de seda Davidelfin se desahogó con una colección efímera que quedó eclipsada por al presencia de Belén Esteban en primera fila
MADRID. Actualizado: GuardarInteresantísima jornada dominical de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, que comienzó ayer con los delantales de Rabaneda. El sevillano los rescató del olvido para crear piezas que contienen a otras, reteniendo su forma original y moldeándolas, dando lugar a una silueta 'A' y llegando a ser parte de una misma unidad. El 98% de la colección, que suponía el regreso del diseñador a la pasarela madrileña, se armó en lana gris con pinceladas de blanco, azul, negro y ocre.
Un regreso que pasó a segundo plano por culpa de un recién llegado. Ulises Mérida cinceló una colección sólida en color y rotunda en formas modeladas sobre maniquíes. Siluetas infinitas que de forma intuitiva se ajustaban y despegaban del cuerpo en movimiento gracias al corte al biés, ayudado por cintas de cuero y seda o cordones de seda, yute y algodón que recordaban a 'La Sirenita' de Disney. La gama de color se movió en rojos intensos que evolucionaban hacia morados y colores cálidos rotos con trazos de gris antracita terminando con tonos tostados en un alegato al trabajo con la materia en el estado más puro.
Una maravillosa y sorprendente propuesta que tuvo la mala suerte de coincidir con el mejor Duyos. El madrileño emocionó -lágrimas incluidas- con una colección muy femenina y fluida a la que dio vida el Ballet Nacional de España para celebrar sus 15 años en el mundo de la moda. Un espectáculo de diseño y danza -dirigido por Antonio Najarro- que puso al público en pie a la par que los crepés de seda, muselinas y antes tintados de los vibrantes colores de las Islas Canarias tomaban la pasarela. Mención especial para las bailarinas, que transmitieron los valores de la colección como no lo haría ninguna modelo.
Vidal reinventa el 'smocking'
La tarde se inició con una de las mejores colecciones de Amaya Arzuaga, que terminó estropeando con 'looks' excesivamente similares. La burgalesa abusó de geometrías acuáticas en neopreno, cremalleras para definir siluetas y capas superpuetas de tejidos en piezas que permitieron visualizar el interior con contraste cromático: blanco, negro, rojo coral, aguamarina y crudo.
Y por fin llegó el turno del niño mimado de la pasarela madrileña. Juan Vidal se reinventó con una colección que feminiza lo masculino sin llegar a lo andrógino. Destacaron los trajes sastre de chaqueta y americana ligera a medio forrar, decoradas con maxi cremalleras níquel y los vestidos de silueta 'A' de marcado carácter vintage. Las camisas 'oversize' de popelín o gazar juegan a ser vestidos, mientras las solapas de raso nos llevan a un nuevo 'smocking', esos fruncidos que evocan el nido de abeja. Las fresas coparon todas sus prendas para dar un toque de rock muy británico en honor a Paul McCartney para una apuesta más juvenil que en otras ocasiones.
Mucho más sofisticada es la mujer de Miguel Palacio, que aprovechó su 'libertad' tras la ruptura con Hoss Intropia para combinar costura y prêt-à-porter en una línea marinera y romántica. Sus prendas ceñidas al cuerpo en discretos tonos arena, azul petróleo y negro, con bordados florales, pasamanería, nido de abeja, drapeados y plisados acaparando vestidos y camisas de lo más apetecibles.
El colofón de la suculenta jornada lo puso Davidelfin. 'La parada de los monstruos', título tomado de la próxima película de su amigo Félix Sabroso, al que le une una especial conexión, rompió completamente con su trabajo anterior. La muerte de Dunia Ayuso, expareja de Sabroso, marcó una colección un tanto pesimista de vocación efímera. Los estampados geométricos, en especial el triángulo, fueron protagonistas, acompañados por cinturones tipo Lego, cuellos de un metro de diámetro que se disparan hacia atrás y vestidos de espumillón, creando el nuevo mundo de Delfín. Mundo al que ya pertenece Belén Esteban, que acaparó todos los flashes de la codiciada primera fila del malagueño, arropado, más que nunca, por su fiel y numeroso ejército de admiradores.