Economia

EMPRESARIO EJEMPLAR

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España necesita, fundamentalmente, empresarios. Se ha abierto a los mercados exteriores a partir de 1959. Y he aquí que Isidoro Álvarez aceptó el reto, fue uno de ellos y por eso contribuyó, en alto grado, a que nuestra patria prosperase.

Era el heredero de otro gran empresario, Areces, que se había formado en los grandes almacenes norteamericanos, primero, y después, en su muy similar entidad 'El Encanto', en La Habana. Eso creó una especie de talante importado, que, al apostar a que España iba a crecer con fuerza tras el Plan de Estabilización, hizo que El Corte Inglés, con previsión acertada de lo que ocurriría a partir de 1960, creciese de modo impresionante. Y en ese crecimiento, trabajando desde tareas durísimas, en la madrugada distribuyendo cargas, como dependiente después, finalmente en las oficinas, estaba Isidoro Álvarez, pariente de Areces, que estudia simultáneamente Ciencias Económicas en la Universidad de Madrid y lo lograba con un expediente que, cuando lo contemplé, me admiró: lleno de sobresalientes y matrículas de honor.

A todo eso -la herencia de los modelos norteamericanos que había traído Areces, la excelente preparación como economista, el no rehuir el trabajo duro y el saber rodearse de excelentes colaboradores- se debe que Isidoro Álvarez tiene que pasar a ser considerado como un empresario ejemplar en el terreno de la distribución comercial dentro del contexto de la Revolución Industrial. Como señalaron María de los Llanos Matea y Juan S. Mora, en el ensayo 'La evolución de la regulación del comercio minorista en España y sus implicaciones macroeconómicas', ese sector, en el que era un auténtico príncipe Isidoro Álvarez, se dedica a «poner a disposición del consumidor una buena parte de los bienes de consumo, por lo cual el comportamiento de este sector puede tener una importancia crucial en variables tales como los precios finales de los productos» y, por tanto, en el bienestar general de la comunidad.

La expansión, primero en España, después en Portugal, y ahora era evidente que marchaba El Corte Inglés hacia el ámbito internacional, fue la labor impresionante de Isidoro Álvarez. Pero a ella yo añadiría el desarrollo de un programa muy amplio de becas para que, alumnos brillantes, culminasen sus estudios en aquellas grandes universidades extranjeras que se han convertido en el fundamento de la ciencia más exquisita actual, y naturalmente de la cultura más alta.

Una gran empresa y una acción cultural de primera fila son la herencia que nos lega Isidoro Álvarez. También para Asturias ese doble legado está presente: en numerosas instalaciones comerciales y en una cátedra muy importante en la Universidad de Oviedo. Nunca terminaremos de admirar las tareas de este gran asturiano, y todo ello, efectuadas por una persona con una humildad extraordinaria que solo tienen los grandes.