Sociedad

Teresa Helbig enamora con su seducción contenida

Etxeberria se aleja de lo andrógino con su primera colección para mujery Torretta exhibe sofisticaciónEl espíritu de Bianca Jagger saca la versión más setentera de Moisés Nieto y Agatha Ruiz de la Prada logra sorprender

MADRID. Actualizado: Guardar
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El inicio de la tercera jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid fue potente. Maya Hansen regresó a la pasarela madrileña para narrar la experiencia de la maternidad, centrándose en los diferentes estados psicológicos durante el embarazo y el parto. La colección, muy arquitectónica y con más volumen del habitual, siguió fiel a la estética lencera. Tejidos de gran gramaje compartieron protagonismo con encajes de chantilly y blondas para crear siluetas más suaves que en otras colecciones, la mayoría en blanco roto, un color que la diseñadora no suele utilizar.

Hansen compartió pasarela con un discotequero Moisés Nieto. El diseñador se dejó llevar por el espíritu de Bianca Jagger, creando siluetas libres y longitudinales en prendas desenfadadas que evocaban la estética más sofisticada de finales de la década de los 70. Escotes pronunciados, cinturas relajadas y hombros marcados en lurex y lamé con microflecos que se tiñeron en tonos maquillaje.

De Studio 54 el publico viajó a la Provenza y la Costa Azul de la mano de Ailanto. El punto de partida es una visita a la casa de la fotógrafa y pintora Dora Maar -estrechamente vinculada a Picasso-. Parkas y trench de volúmenes cuadrados se superponen a vestidos 'oversize' de aspecto vaporoso. El juego de superposición de prendas constituye la clave de la colección de los hermanos bilbaínos, que se completó con batines, quimonos fluidos y camisas de inspiración masculina. De la rica mezcla de texturas destacó la gasa con aplicaciones de flores troqueladas, sin duda la apuesta más interesante de la firma, y las pailletes de doble faz a modo de escamas de sirena.

La tarde se refina

Con Roberto Torretta la sofisticación tomó la pasarela. El argentino propuso una colección de siluetas renovadas destinada, como siempre, a una mujer muy femenina y sofisticada. Las prendas dejaron sitio al movimiento con cortes asimétricos y triangulares. El volumen en los bajos de vestidos cortos, tops y faldas son la novedad de esta temporada, combinando pesos y texturas para variar la visión de las prendas. El material fetiche de la casa, el cuero, tomó un aspecto inflado en un color ganador: el blanco.

Y llegó el turno de Etxeberria con su primera colección de mujer, confeccionada íntegramente en piel. El eibarrés exploró los límites del uso de este material en prendas de verano a partir de tipologías clásicas como el LBD (Little black dress). Camisetas, chaquetas y vestidos tubo en cocodrilo mezclado con ganchillo, anguila o pitón se alejan de lo andrógino mediante la tergiversación de sus patrones, el uso de cortes, cremalleras y pliegues.

El complicado trance de desfilar después de la impactante colección de Etxeberria fue para Teresa Helbig, que salió victoriosa al enamorar conjugando la dulzura de la Provenza y el magnetismo del París más canalla de la década de los 70. Un ejercicio de estilo acerca de una mujer que se desdobla entre la naturalidad descalza de Jane Birkin y la sofisticación más elegante de Loulou de la Falaise, representadas con algodones, rafias sin tintar, tules y nubuck tintado en fucsia.

Del mejor desfile de la jornada se pasó al peor. Juana Martín siguió sin convencer en su intento de reinventarse. La colección tiene su punto de partida en los Jardines de la Villa Imperial Katsura, en el que los estampados florales toman el protagonismo. Los colores predominantes son el negro y el blanco, con una pincelada de rojo en tejidos de algodón, seda, gasa y crepé. Menos mal que llegó Agatha para alegrar la tarde con la reedición de sus estampados clásicos.

Tejidos de algodón y lino para el día en todas sus variantes dieron paso a las sedas para la noche, junto a tejidos plastificados o de microlentejuela en colores vibrantes en su mayoría sobre bases blancas, turquesas, fucsias, rojos, amarillos, verdes y naranjas. Y para poner la guinda, un vestido de novia compuesto por post-it con el que sorprendió.