Ni un minuto de gracia
Ana Botín tendrá que demostrar desde el primer momento que es la mejor elección para el SantanderTiene ya marcado el listón: 9.000 millones de beneficio en 2016, y Brasil y España son firmes candidatas a cambios de gestión
Actualizado: GuardarAna Botín pronunciará mañana sus primeras declaraciones como nueva presidenta ejecutiva del Santander. Desde el primer minuto en que fue ratificada unánimente por todos los miembros del consejo de administración, el foco de la atención financiera internacional no se ha apartado de su cabeza. Esos 100 días de gracia, de cortesía, que dicen hay que dar a cualquier directivo o político recién llegado a un cargo importante, seguro que no le van a ser concedidos a Ana Botín, ni siquiera para llorar a su padre. Los mercados carecen de empatía; ni ellos, ni el mundo financiero, ni los accionistas, ni los clientes ni los medios de comunicación, van a esperar una hora para someter a juicio severo cada uno de sus pasos.
No en vano, la ambiciosa gestión de Emilio Botín, tercera generación de la saga de banqueros que ha dirigido el Santander, convirtió en veinte años un banco regional español pequeño en un gigante internacional, la primera entidad financiera de España, de Europa y la decimocuarta del mundo por capitalización bursátil, dejándole en herencia a su preparada hija -que cumplirá 54 años el próximo mes- un total de 106 millones de clientes, 3,3 millones de accionistas, casi 190.000 empleados, una posición de mercado importante en diez países distintos de Europa y América, y una cuenta de resultados que apunta -aunque habrá que verlo- a los 6.000 millones en 2014.
Por si fuera poco, los nuevos test de estrés de solvencia de la banca sistémica europea están ya encima, Brasil no arranca, y sobre la economía europea se ciernen hoy algunas amenazas que hace un año no existían. De hecho, hasta el ministro Luis de Guindos ve «posible» una tercera recesión en Europa. La crisis de las finanzas públicas francesas, la atonía del consumo alemán, la infravaloración en Bolsa y el referéndum escocés no ayudarán a consolidar la recuperación económica de tres de los países clave para el Santander, que son el Reino Unido, España y Alemania.
La junta de accionistas extraordinaria que se celebra mañana se convocó en su día para darle formalidad legal a la decisión del consejo de recomprar el 25% del capital de la filial de Brasil en manos de minoritarios, pero Ana Botín defraudaría a todos si mañana no expusiera las claves de lo que quiere que sea su estrategia futura y su visión del negocio del Santander.
Modelo de negocio
Javier Marín, el consejero delegado que lleva las riendas del grupo desde la dimisión obligada de Alfredo Sáenz, será sin duda su mano derecha. ¿Pero continuará como si tal cosa con el modelo de negocio que consolidaron su padre y Alfredo Sáenz, renovado hasta ahora sólo en los enfoques comerciales por Javier Marín? Es decir, filiales autónomas en capital y liquidez, banca comercial prioritaria frente a banca de inversión, sólo Europa y América como mercados de referencia, un 50% de dividendos contra viento y marea, red física tradicional como canal principal de distribución, macrocentro corporativo global en Boadilla del Monte.
Como no podría ser de otro modo, Botín glosará mañana la figura de su padre y le rendirá tributo. Pero, en una junta convocada para tratar de Brasil, ¿se atreverá a anticipar ya cómo pretende recomponer Santander la mala tendencia de futuro que se observa en el país y en la filial brasileña? Tras haber conseguido aupar a Santander UK al primer puesto entre las filiales del banco por beneficios, ¿intentará que España, cuyos resultados no son suficientes para mejorar los de sus principales competidores locales, recupere el liderazgo comercial con alguna estrategia como la histórica 'Supercuenta' de los años 90 que fue la primera piedra del gran Santander de su padre?
En el Reino Unido, Ana Botín hizo exactamente eso hace un año: su enfoque fue cambiar lo que era básicamente un banco hipotecario, monoproducto, suma de los tres bancos viejos y anquilosados que compró allí su padre, en otro con imagen y procesos digitales modernizados, que pretende ser un banco de clientes domésticos y pymes, multiproducto, y que ha abandonado los últimos puestos en los ranking de calidad a que son tan dados los británicos. De hecho, su 'Cuenta 1-2-3' ya es la cuenta corriente más contratada en el Reino Unido en lo que va de año y el banco la ha reproducido en Brasil.
Pero el gigante sudamericano es la filial más importante, por volumen, del Santander, y en pocos meses ha pasado de encabezar todas las expectativas positivas a suponer un problema serio para todos los inversores y empresarios extranjeros allí instalados. La incertidumbre creada por las inminentes elecciones generales, donde los analistas políticos de Brasil prevén el desalojo del gobierno actual de Dilma Rousseff, es otro factor que tampoco beneficia los planes estratégicos del Santander. Brasil es un dolor de cabeza para el banco. Su economía se encuentra en recesión técnica, la mayoría de analistas ve probable que pueda producirse una devaluación, lo que impactaría negativamente en las cuentas del grupo, y el Santander no ha conseguido los resultados que esperaba.
También en España va a tener que poner orden. Es cierto que en el primer semestre del año ha incrementado resultados y que la fusión con Banesto ha reforzado su presencia, pero no ha terminado la etapa de saneamiento -las actividades inmobiliarias siguen y seguirán lastrando las cuentas durante mucho tiempo- y le hace falta ese nuevo golpe de efecto. El margen neto en banca comercial en España cayó un 24,4% el año pasado frente a, por ejemplo, un aumento del 10,6% en Reino Unido.
Bajísimos tipos
Obviamente, Ana Botín no lo va a tener nada fácil. En un entorno de bajísimos tipos de interés, ¿de qué manera se puede ganar dinero con la intermediación financiera tradicional con un 0,05% de tipo oficial? Máxime cuando no hay demanda solvente de créditos o los requisitos son tan elevados que la reducen. Y, sobre todo, cuando se acabe la barra libre de liquidez del BCE y haya que conseguir todo el dinero para prestar entre los depositantes o en los mercados.
La generación de resultados, la rentabilidad, será la primera exigencia a la que deberá responder. En la estrategia de Emilio Botín estaba planificado que en tres años el banco recuperara los 9.000 millones de euros de beneficio que consiguió en 2007 y que, de ellos, 3.000 millones los generaría España. El año pasado, el Santander apenas ganó 100 millones de euros si se descuentan las pérdidas de la división de actividades inmobiliarias.