Altamira mantiene las visitas hasta 2015
El impacto de la presencia humana sobre la gruta y las pinturas, limitada a cinco personas por semana, es «mínimo» según los expertos La cueva, que se halla en estado «frágil pero estable», revisará en febrero el régimen de acceso por sorteo
MADRID. Actualizado: GuardarEl Patronato del Museo de Altamira decidió ayer mantener su autorización de «las visitas experimentales» a la cueva, al menos hasta febrero de 2015. Será entonces cuando se disponga «de datos de un ciclo anual desde el inicio de las visitas» y se valore de nuevo el efecto de la presencia humana, que se juzga hoy como «prácticamente imperceptible». Se optará entonces por «interrumpir, mantener o modificar el número de visitas» según el Ministerio de Cultura. El impacto de las visitas ha sido «mínimo en las condiciones ambientales», asegura el estudio de los expertos que vigilan la conservación de las pinturas de las cuevas desde 2012.
Su cierre «no detendría los procesos de deterioro», añaden los especialistas, de modo que al menos cinco personas cada semana podrán seguir disfrutando de la llamada 'Capilla Sixtina del Arte Cuaternario'. El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, no ocultó su «deseo» de que se incremente el número de visitantes, pero para saber si es posible habrá que esperar al 28 de febrero de 2015. Es la fecha de la próxima reunión de un Patronato que recibió ayer en Santillana del Mar un informe técnico de 2.500 páginas y guardó un minuto de silencio en memoria de Emilio Botín.
El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y el director de la investigación, Gaël de Guichen, daban a conocer junto a Diego al término de la reunión del Patronato las conclusiones del informe que confirma los análisis previos de Guichen. Destaca que la acción humana «no es definitiva» a la hora de evaluar los principales riesgos para la conservación de las pinturas rupestres. Se juzga como «mínimo» el impacto de las visitas en una cueva cuyo estado es «frágil pero estable».
Se opta así por mantener las visitas experimentales «para ampliar los estudios» y valorar de nuevo en seis meses el efecto de la presencia humana. Durante los primeros seis meses con visitas «no se ha detectado ninguna relación evidente de causa/efecto entre la presencia de investigadores y visitantes y la pérdida de pigmentos», subraya el Ministerio de Cultura, que seguirá financiando el Plan de Conservación Preventiva hasta septiembre de 2017.
El informe confirma lo avanzado antes por De Guichen, que, al frente del grupo de investigación, había reiterado que las visitas en grupos de cinco personas cada semana, autorizadas desde febrero pasado, «son poco agresivas». Sostiene que la cueva absorbe bien el impacto de la presencia humana y los cambios en la humedad relativa, de modo que recupera su temperatura en menos de 60 minutos. Dice que la variación de la temperatura en la cavidad no es especialmente significativa y que con las visitas aumenta apenas entre 0,15 y 0,22 grados.
Mucho más preocupante que la presencia humana es la concentración de colonias de microorganismos y el aumento del nivel de dióxido de carbono (CO2), que tarda casi ocho horas en reequilibrarse. Una contingencia que se solucionaría con la instalación de un sistema de ventilación en la segunda puerta de la denominad Sala de Polícromos, la de los bisontes. El informe determina que «las variaciones naturales de C02 en determinadas épocas son superiores a las ocasionadas por el ser humano».
Los expertos también han constatado en el último año la pérdida de color «por lavado» de apenas 1,8 milímetros cuadrados en la Sala de Polícromos, un deterioro debido a la filtración de agua y la condensación.
La cueva de Santillana del Mar se cerró al público en 2002, después de la detección de unos microorganismos que deterioraban las milenarias pinturas policromas. Se reabría en febrero pasado para poner en marcha el programa piloto que permite acceder cada semana a cinco personas elegidas por sorteo entre los visitantes del museo. Ataviados con monos desechables, mascarilla, gorro y calzado especial, y acompañados siempre por un guía, los afortunados pueden permanecer en la cueva durante 37 minutos siguiendo un itinerario muy estricto. Se limita a diez minutos la permanencia en la Sala de Polícromos.
Descubierta en 1868 por Marcelino Sanz de Sautuola, la cueva estuvo habitada entre hace 35.000 y 13.000 años. Alberga en su interior, y a lo largo de más de 270 metros, uno de los conjuntos pictóricos prehistóricos más importantes de Europa. Su icónica sala de los bisontes fue pintada hace al menos 14.000 años y en ella aparecen estos grandes mamíferos rojos y amarillos junto a caballos, ciervos, figuras humanas con cabeza de animal y misteriosos signos. Unas pinturas que sí se pueden contemplar sin restricciones en la neocueva, la réplica exacta de la cavidad construida muy cerca de la original.