Una Eurozona en coma busca fórmulas para evitar el «riesgo» de la tercera recesión
MILÁN. Actualizado: GuardarEl precipicio se llama tercera recesión económica y la Eurozona, dividida en un diálogo de sordos sobre inversión, austeridad y fiscalidad, lleva meses caminando hacia el abismo sin saber muy bien cómo variar el rumbo. Todas las alertas han saltado en Bruselas y hablar de tercera recesión de la Gran Depresión ya ha dejado de ser una tema tabú. «Hay riesgo», reconoció el ministro español de Economía, Luis de Guindos. «Hemos tenido hoy algún dato de producción industrial que no ha ido mal, pero evidentemente hay preocupación sobre lo que son las tasas de crecimiento en Europa. No podemos olvidar que el crecimiento en el segundo trimestre fue del 0%», recalcó. Y lo peor es que todo apunta a que en el tercer trimestre, todo seguirá igual o incluso algo peor.
Guindos, sabedor de que España se ha erigido en una suerte de locomotora comunitaria al ser la potencia del euro que más está creciendo (lo hizo al 0,6% en el segundo trimestre), matizó eso sí que la debilidad de sus socios no afectará sobremanera a la recuperación española. «No es una buena noticia, pero los indicadores apuntan que en el tercer trimestre creceremos a un ritmo similar que el segundo», avanzó.
Para intentar cambiar el rumbo, los ministros de Finanzas del euro se comprometieron ayer en Milán a liderar una «nueva era» que deberá estar regida por una política económica «integral» que consiga aunar una mayor flexibilidad de los objetivos de déficit, la materialización de reformas estructurales, una política fiscal expansiva y sobre todo, un impulso decidido a la inversión. «Lo que está claro es que nadie ha puesto en duda el Pacto de Estabilidad y Crecimiento», recalcó Guindos.
Reformas innegociables
Un mensaje también compartido por el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que habló de la necesidad de impulsar medidas que favorezcan el crecimiento y por ende, la creación de empleo, pero también advirtió de que las reformas estructurales son condición 'sine qua non' para que países como Francia puedan recibir, de nuevo, más tiempo para cumplir el déficit. En este sentido, el comisario de Asuntos Económicos, Jyrki Katainen, explicó que la Comisión concretará antes de final de año un nuevo programa inversor que inyectará en el sistema al menos los 300.000 millones prometidos por Juncker en su investidura.
También estuvo presente el presidente del BCE, Mario Draghi, quien recordó que él ya ha cumplido su parte del trato con medidas tan revolucionarias como la bajada de tipos de interés al histórico 0,05%. Entre otras reivindicaciones, pidió que se estudie la implantación de un plan de garantías nacionales en las futuras compras de activos que hará el BCE.