VOLCADO CON SU TIERRA
Actualizado: GuardarPocos conocerán a Botín como yo. Hace más de 25 años que veníamos manteniendo una fluida relación con broncas incluidas. La última vez que nos vimos fue el día cinco de agosto pasado. Me llamó para invitarme a desayunar en el Banco. Quedamos a las 9.30 de la mañana y estuvimos dos horas; yo tomé mi café cortado y él, como siempre, media docena de sardinas, zumo de naranja y café con una tostada. Le encontré muy bien, cosa que él mismo me ratificó.
Mi opinión sobre Botín la he plasmado en 40 páginas de mi libro 'Nadie es más que nadie'. Como banquero alguien que consiga en 40 años colocar un banco de ámbito local en el primer banco de la Unión Europea no deja lugar a dudas sobre su capacidad. Pero a mí esa faceta es la que menos me interesa, Botín era un cántabro volcado con su tierra.
¿Cuánto supone para Cantabria mantener contra viento y marea el domicilio social de este gigante de la banca mundial en el Paseo de Pereda de Santander?
Una vez le dije que era heredero de una tradición de cántabros ricos (Marqués de Comillas, Marqués de Valdecilla, Marqués de Manzanedo...) que en su etapa final habían realizado multitud de obras de mecenazgo para su tierra.
Sería imposible relatar las obras benéficas realizadas por la Fundación Botín, pero hay tres que por su importancia quiero resaltar: la réplica de las cuevas de Altamira, el centro de datos del banco instalado en Solares y el futuro Centro Botín que no verá terminado.
Como todo ser humano, tuvo luces y sombras. Los banqueros no son objeto de mi devoción, quiero quedarme con la faceta filantrópica y su amor a la tierra de sus antepasados.