Junqueras llega ayer al Ateneo de Barcelona para reunirse con disidentes del PSC. :: MARTA PÉREZ / EFE
ESPAÑA

Esquerra llama a los catalanes a la desobediencia civil si se prohíbe la consulta

Los soberanistas llegan a la Diada enfrentados sobre si hay que acatar la decisión del Constitucional

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Esquerra Republicana dio ayer una vuelta de tuerca en el pulso que mantienen las fuerzas soberanistas de Cataluña con el Gobierno central. Su líder, Oriol Junqueras, hizo un llamamiento a la desobediencia civil para votar el 9 de noviembre si el Constitucional, como todo apunta que hará, prohibe la celebración del referéndum.

Pero hasta que llegue ese momento, cientos de miles de catalanes saldrán mañana a la calle para reclamar una consulta y para reivindicar la independencia. Una vez más, la política catalana vuelve a estar pendiente del resultado de una movilización, la de la Diada, que este año se presenta como el prólogo de la etapa reina del 9 de noviembre aunque su celebración está en el aire.

Los cientos de miles de catalanes de la 'V' organizada por la ANC y Ómnium Cultural escenificarán que el independentismo, al margen de que las cifras sean mayores o menores que en años anteriores, sigue vigoroso, ha llegado para quedarse y para ser además actor principal de la política catalana en los próximos años. Otra cosa es que esa fuerza de la calle logre mantener la unidad inquebrantable del frente soberanista, ya que los partidos que impulsan la consulta llevan semanas disintiendo en público sobre la gran decisión del 9-N, además de buscarse las cosquillas por otros motivos, como el 'caso Pujol'.

La falta de unidad es a día de hoy el flanco más endeble del soberanismo, que ni siquiera en vísperas de la Diada evitó las polémicas partidistas. El líder de Esquerra anticipó ayer los problemas que tendrá Mas en el momento de la verdad y de manera explícita llamó a la «desobediencia civil» si el Estado veta la consulta. «Los catalanes ejerceremos nuestros derechos fundamentales, el 9-N votaremos», dijo. Y añadió: «La máxima expresión de desobediencia civil es votar cuando no te dejan votar. Los ciudadanos tienen el deber de desobedecer cuando se atenta contra un derecho fundamental como el del voto», expresó en Catalunya Radio.

Junqueras verbalizó así una amenaza que hasta ahora los republicanos se habían guardado. El presidente de Esquerra hizo de portavoz de una parte de la sociedad catalana que entiende que Cataluña ya es soberana y por tanto considera que las decisiones que toma el Parlamento catalán no pueden estar supeditadas al Tribunal Constitucional. Mas sentirá entre el 11 de septiembre y el 9 de noviembre, el 11 del 9 y el 9 del 11 en un juego de cifras y letras que ha hecho fortuna entre los políticos catalanes, el aliento en el cogote de los miles de catalanes que piensan como el dirigente de Esquerra y que le piden que ignore la legalidad española.

Consejo envenenado

Ante las apelaciones directas a saltarse la ley, el Gobierno catalán suele evitar las afirmaciones inequívocas y desde hace meses se mueve en un lenguaje ambiguo que le permite ni confirmar ni desmentir que vaya a ignorar el veto del Constitucional. El primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, instó ayer a Mas a dejarse de ambigüedades y «desdeñe los consejos envenenados» de los partidos que le piden que ignore la decisión del Constitucional y convoque la consulta soberanista en cualquier caso.

Mas insiste en que las cosas hay que hacerlas bien y su portavoz, Francesc Homs, tachó de «recurso literario» las palabras de Junqueras. El portavoz, no obstante, evitó decir qué hará el Gobierno de Cataluña ante el llamamiento a la desobediencia civil si se confirma la prohibición de la consulta porque «no se pronuncia sobre hipótesis». La portavoz de Convergència, Mercè Conesa, en el reparto de papeles que han hecho, fue más rotunda y afirmó que el referéndum debe hacerse de manera legal y con las máximas garantías. También Iniciativa pidió plenas garantías democráticas para el referéndum, dando a entender por primera vez que no estaría a favor de la desobediencia que reclaman Esquerra y CUP.

Estos cuatro partidos se verán las caras en privado cuando Mas les llame para consensuar la respuesta al Constitucional. A partir de ahí, el presidente de la Generalitat tendrá dos problemas: decidir la reacción catalana al veto a la consulta y además tratar de sacar adelante la legislatura, a la que aún le quedan dos años. De momento, depende de Esquerra, pero las relaciones con los republicanos se han ido deteriorando -a pesar de que Junqueras dijera este martes que siente «el máximo respeto y estima» por Mas- sobre todo por la decisión republicana de impulsar una comisión de investigación sobre el 'caso Pujol', a la que serán llamados miembros del Ejecutivo catalán, el presidente incluido.