El padre Toño es saludado por sus familiares a la llegada al aeropuerto de Madrid. :: VICTOR LERENA / EFE
ESPAÑA

El sacerdote expulsado de El Salvador llega a España

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Mi único pecado en El Salvador es que empecé a trabajar con la gente sin derechos», dijo ayer a su llegada a España el sacerdote castellanomanchego Antonio Rodríguez, el padre Toño, tras haber permanecido detenido más de un mes en el país centroamericano, donde fue condenado de colaborar con las bandas criminales conocidas como maras.

El sacerdote fue recibido en el aeropuerto madrileño de Barajas por sus padres, sus hermanos y otros familiares, con abrazos y lágrimas, junto a una pancarta en la que exigía «libertad y justicia» para él. Rodríguez destacó que ha dedicado quince años a trabajar por la prevención, la reinserción y la atención de víctimas de la violencia en El Salvador, uno de los países más violentos del mundo, que terminó el mes de agosto con 351 homicidios.

Tras su detención, fue condenado a treinta meses de prisión por los delitos de introducción de objetos ilícitos en cárceles, tráfico de influencias y asociaciones ilícitas. «Yo he sido tratado como un desposeído, como la gente con la que he vivido», indicó el sacerdote, quien subrayó: «No me parece justo. Yo no soy el problema del país. He sido la solución durante quince años».