Soldados del Ejército ucraniano conducen un tanque por una carretera de las afueras de Mariupol, en una zona amenazada por la artillería de los prorrusos. :: PHILIPPE DESMAZES / AFP
MUNDO

Ucrania ensaya un nuevo alto el fuego

El país recibe con escepticismo el acuerdo firmado entre el Gobierno de Kiev y los separatistas del este

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Kiev y los separatistas prorrusos, con la mediación de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), alcanzaron ayer en Minsk, la capital de Bielorrusia, un acuerdo de alto el fuego que entró en vigor a las 18.00 horas de Ucrania (una menos en España). No es el primer intento de detener las hostilidades en el este de Ucrania, por lo que el escepticismo está siendo la tónica general tanto entre la población afectada directamente por el conflicto como entre el resto de los ucranianos.

Según explicó al final de las negociaciones la representante de la OSCE para Ucrania, Heidi Tagliavani, las partes firmaron un protocolo de 12 puntos. El principal se refiere a la tregua en sí, cuya duración deberá ser indefinida. El acuerdo incluye también la puesta en libertad de todos los prisioneros capturados en ambos bandos y la apertura de un corredor humanitario para facilitar los movimientos de los refugiados y la llegada de provisiones y medicamentos para los pobladores de Donetsk y Lugansk. Según Tagliavani, los blindados y la artillería pesada de las dos partes enfrentadas deberán retirarse del entorno de las ciudades, aunque sus efectivos podrán mantener sus actuales posiciones. El cumplimiento del alto el fuego deberá ser verificado por la OSCE, cuya dirección en Viena anunció ayer que elevará su número de observadores en Ucrania hasta los 500.

El acuerdo se alcanzó en el marco de una reunión del Grupo de Contacto, del que forman parte Tagliavani, el expresidente ucraniano Leonid Kuchma y el embajador ruso en Kiev, Mijaíl Zubárov. Por parte de los separatistas asistió uno de los líderes rebeldes de Lugansk, Ígor Plotnitski, quien aseguró que durante el encuentro no se habló del futuro estatus de las dos regiones sublevadas. Plotnitski advirtió de que «no renunciaremos a ser un país independiente».

Desde Newport (Gales), el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, que ha participado en la cumbre de la OTAN, expresó el deseo de que «este alto el fuego dure mucho tiempo y que mientras se observe continuemos el diálogo político para encontrar la paz y la estabilidad definitivas». Según sus palabras, lo acordado en Minsk incluye una descentralización del poder y el respeto a la lengua y la cultura rusa.

Poroshenko calificó de «altamente simbólico» el hecho de que la cumbre de la OTAN haya coincidido con el comienzo de la tregua y se mostró muy satisfecho del apoyo obtenido por parte de Occidente. En cuanto a Rusia, el presidente ucraniano afirmó que «el alto el fuego se basa en el acuerdo que fue alcanzado en conversación telefónica con el presidente ruso, Vladímir Putin».

Poroshenko cree que ya hoy podría comenzar la liberación de rehenes. Zubárov, sin embargo, estima que habrá que organizar primero el operativo, establecer un calendario y determinar el lugar en donde tendrá lugar el canje de prisioneros. El embajador ruso calcula que cada una de las partes retiene en su poder a no menos de 1.000 personas.

Seguir con las sanciones

Menos entusiasta en relación con la tregua se mostró el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk. «La paz debe establecerse, pero no sobre la base del plan de Putin, sino sobre la base del plan ucraniano, que debe ser apoyado por Estados Unidos y la Unión Europea, ya que nosotros con nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada contra Rusia», declaró Yatseniuk. A su juicio, «el plan de paz debe incluir, además del alto el fuego, la retirada del Ejército ruso y el restablecimiento de la frontera» entre Ucrania y Rusia.

El presidente estadounidense, Barack Obama, comentó en Newport que la tregua «obviamente, suscita esperanzas, pero basándonos en experiencias pasadas, somos escépticos». Por eso, Obama y sus aliados europeos coincidieron en la necesidad de seguir adelante con la nueva tanda de sanciones ya preparada y levantarlas, en caso de que el alto el fuego se convierta en permanente. La perspectiva «de anular esas sanciones es la mejor forma de asegurarnos de que se cumplirá la tregua», aseveró el presidente norteamericano. Por su parte, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, dijo esperar que el acuerdo de alto el fuego «se implemente con buena fe».

El Kremlin saludó ayer el acuerdo de Minsk. Su portavoz, Dmitri Peskov, señaló que el protocolo firmado recoge «la iniciativa de los presidentes de Rusia y Ucrania». Peskov se refería al plan de siete puntos que Putin lanzó el miércoles. Pero las decisiones adoptadas en la cumbre de la OTAN no han gustado nada a Moscú. «La naturaleza y el tono de las declaraciones sobre la situación en Ucrania, junto con los planes de llevar a cabo maniobras conjuntas en este país, hará que aumenten la tensiones de forma inevitable (...) y pone en peligro todo lo avanzado en el proceso de paz en Ucrania», subraya un comunicado emitido ayer por el Ministerio de Exteriores ruso. En la misma nota se condena el hecho de que la OTAN «ha desperdiciado los esfuerzos de la comunidad internacional en lugar de luchar contra las verdaderas amenazas y desafíos, como el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, el tráfico de drogas, la piratería y los desastres naturales».