Editorial

Un desorden sin fecha final

El brusco frenazo en la construcción del puente compromete, además de la culminación de una obra fundamental, la calidad de vida de demasiados vecinos

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El curso político empezó ayer con una asignatura suspendida, pendiente y, lo que es peor, sin fecha prevista para la realización del examen. Ministerio de Fomento y Dragados aún no saben, o no dicen, la fecha en la que volverán a tratar de forma firme, real, la reactivación de las obras del segundo puente. El proyecto ha quedado paralizado, al ralentí, congelado en pleno verano, por un brusco frenazo que compromete, además de su terminación, la calidad de vida de demasiados vecinos. Cualquier ciudadano asume que debe soportar las molestias de los trabajos en la vía pública porque le reportarán algún beneficio futuro. Pero si esos inconvenientes tienen una duración indeterminada, si varias vías de Extramuros estarán cerradas durante meses, 'sine die', la sensación de inconveniencia crece. Los peros se prolongan y la presunta recompensa colectiva se aleja. Cabe pensar que esperar a tener la rotonda levantada ha sido una de las medidas de la empresa para hacer presión, quiera lo que quiera, busque lo que busque. Con esa zona patas arriba, su capacidad de hacer fuerza es mayor pero los ciudadanos sufren más.

Esa asignatura pendiente, la de la suspensión práctica de la obra del segundo puente, debe ser retomada cuanto antes. Miles de ciudadanos de barrios enteros (La Paz, San Severiano, Astilleros...) tienen sus principales vías de comunicación cortadas a la espera de que las partes se pongan de acuerdo. Es un perjuicio colateral, paralelo al retraso en la inauguración del viaducto pero también ha de tenerse en cuenta ahora que reaparece la actividad diaria cotidiana, los desplazamientos a centros educativos y laborales.