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Cuba pone coto a las importaciones
La isla incrementa los aranceles de las aduanas y restringe la libre circulación de los bienes de consumo que llegan por vía aérea o marítima
LA HABANA. Actualizado: GuardarAyer entró en vigor una nueva regulación para las aduanas cubanas que busca organizar la importación ilegal de productos en la isla, un negocio que mueve cerca de 2 millones de dólares (1,5 millones de euros). Las nuevas disposiciones afectarán a las 'mulas', personas que por el precio de un billete y algo más llenan los aeropuertos de la isla de bultos con un variopinto 'equipaje personal'. En las maletas -generalmente, paquetes forrados de plástico- lo mismo traen televisores de pantalla plana, que 20 pares de zapatos, 40 pantalones de diferentes tallas o cuchillas de afeitar.
A partir de ahora, quien entre por avión o vía marítima con cantidades desproporcionadas de artículos deberá pasar por caja y pagar impuestos. En el primer viaje, los cubanos podrán llevar productos por valor de 1.000 pesos (28 euros) y pagar el exceso, que se determina, no por las facturas, sino por una lista de precios establecida por la aduana en la moneda nacional. Pero a partir del segundo viaje anual, no se pagarán impuestos por portar hasta 25 kilos de ropa, calzado y perfumería. Podrán llevar hasta 100 kilos más pagando el exceso en cuc (que se cambia a 1,30 euros). En el caso de los trabajadores que prestan servicios en el extranjero, no habrá problema y podrán pasar la aduana si han permanecido fuera dos o más años. Aún se permitirán cuatro neumáticos para los automóviles, o dos televisores de pantalla plana.
Según los funcionarios aduaneros, impondrán la mano dura para los viajeros frecuentes que, en manos de particulares, hacen su negocio por «la izquierda», comercializando los productos por Internet, o utilizando una red que trabaja a domicilio a cambio de una comisión. De todo: pasadores para el pelo, sujetadores, blusas, calcetines, taladros o bicicletas -no siempre las mejores, pues mucha mercancía proviene de tiendas de saldos regentadas por asiáticos-, objetos y prendas que no se ofertan en las tiendas estatales o, si están, son más caras.
Por esa vía también entraban muchos de los productos utilizados por las nuevas empresas privadas que, a falta de un mercado mayorista estatal, recurren al extranjero para adquirir el queso parmesano, tintes especiales o lámparas láser para reducir las arrugas. El deficiente sistema de distribución estatal hace que las tiendas se queden cíclicamente con los estantes vacíos. La única forma de asegurar ciertos suministros era recurrir a los envíos familiares. Si se pone coto a ese conducto, los más pesimistas vislumbran problemas de abastecimiento.
Política migratoria
Un estudio realizado por The Havana Consulting Group, una consultora privada sobre la economía cubana con sede en Florida, señaló que el pasado año entraron en Cuba como equipaje de los viajeros bienes por valor de entre 1.700 y 1.900 millones de dólares (entre 1.308 y 1.460 millones de euros), que representaría un promedio de mercancías de cerca de 3.000 euros por pasajero. En su mayoría, ciudadanos cubanos o cubano-americanos que vuelan desde Estados Unidos desde que Barack Obama flexibilizó su política migratoria hacia la isla.
El objetivo de las medidas, según precisó la vicejefa de la aduana Idalmis Rosales en el diario Granma es evitar que «determinadas personas empleen los márgenes de importación no comercial no establecidos hasta ahora, con el propósito de ingresar al país altos volúmenes de mercancías destinadas a la comercialización y el lucro».