Los heladeros del carrito de Barbate siguen con la tradición de Pepe El Malagueño
La localidad jandeña homenajea en su semana dulce y salada a José Cabello, el creador del popular negocio ahora en manos de sus hijos
CÁDIZ. Actualizado: GuardarJosé Cabello Tirado paseaba su carrito de helados, bien protegidos en hielo y sal, por las calles de Barbate, Zahara o Vejer. Uno de los que más éxito tenía era uno que preparaba su mujer Antonia Parejo Albarrán con Cola Cao y leche, unos polos que hacían las delicias de los niños. Todavía hoy, los hijos de Pepe y Antonia, siguen utilizando un carro, ahora hecho de un moderno material plástico que conserva el producto en perfecto estado, para transportar los helados que hacen en el obrador hasta sus heladerías situadas todas en el Paseo Marítimo de Barbate. Juan, uno de sus hijos, señala «es mejor utilizar el carrito porque con el coche tardamos más, con el tema del aparcamiento».
Los Cabello Parejo tienen ahora cuatro heladerías en Barbate. Todo ha nacido casi de la nada, de una vieja maquinaría que José le cambió a su tío Antonio por un kiosko que regentaba. El Ayuntamiento de Barbate ha decidido reconocer la labor de esta familia cuyos helados, como reza su lema publicitario «son suaves como el primer beso». En la ceremonia de apertura de la semana dulce y salada, que tuvo lugar el pasado jueves 28 de agosto, Pepe Cabello recibió el reconocimiento de su ciudad. El galardón lo recogieron sus hijos, ya que Pepe murió hace cinco años, aunque su negocio sigue más que vivo con cinco de sus hijos y dos nietos ya trabajando en las heladerías, que cuentan ya con una plantilla en temporada alta de 20 personas. Los nietos de Pepe leyeron en el acto un relato contando la historia de sus abuelos.
El helado de chocolate, aunque ya no se hace con Cola Cao, sino con cuidados chocolates belgas, sigue siendo uno de los grandes éxitos de ventas. Elaboran sus especialidades a diario. «Llegamos a elaborar más de 200 litros en los días punta del verano, pero tratamos de que la mayoría de los helados que fabricamos se vendan en el día y como máximo estén a la venta 3 días. Es la mejor garantía para que estén buenos», señala Miguel, que se encarga de procurar que todo vaya bien. En el obrador, la herencia de Pepe y Antonia como maestros heladeros la han cogido los dos hijos mayores, Pepi y Juan, que se encargan de elaborar las especialidades -26 sabores en total- que venden. Casi todo clásico. «No nos gusta hacer cosas raras, porque luego no se venden. La gente las compra un día y se olvidan. De todos modos cada año procuramos estrenar algo. Uno de los helados más vendidos es uno que hemos incorporado en estos últimos años y es de chocolate Kinder», el que llevan los populares huevos de chocolate que tienen un regalo en su interior.
La marca de la casa
La calidad siempre ha sido la marca de la casa, señala Miguel: «Eso fue lo que nos dijo mi padre». Pepe llegó a Barbate con 17 años, venía de Archidona, Málaga, donde había nacido. De ahí el apodo. Era una persona «de las que no se podían estar quietas», señalan sus hijos. En Barbate estaba su tío Antonio, que regentaba una pequeña heladería en la calle Lope de Vega. Pepe para buscarse las papas arrendó un pequeño kiosko situado junto al Bar Camarón, en el centro de Barbate. El joven le propuso a su tío un cambio: El cogía la heladería y el tío se quedaba con el kiosko, que era un negocio más tranquilo. El pacto se cerró y Pepe, que ya conocía por entonces a Antonia, se hizo heladero. Estamos en 1958. Pepe y Antonia se casan y alternan la fabricación de helados con la emigración hasta Archidona en el invierno para recoger la aceituna. Luego también se dedicaría a la venta de aceitunas en los tiempos que estaba parada la heladería. Curiosamente sus hijos mantienen esta actividad y recorren varios mercadillos en invierno vendiendo este mismo producto.
Los Caballo Parejo van progresando. No había más remedio, porque la prole alcanza las seis criaturas. Pepe se fue a Francia y se trajo nueva maquinaría para la elaboración de sus helados. 20 años después de hacerse con la heladería, en 1978, ponen en marcha sus nuevas instalaciones muy cerca del Paseo Marítimo, en la avenida del Mar número 127. Allí hacen populares los «pingüinos», un helado muy parecido al famoso topolino de Los Italianos de Cádiz, con una bola de helado de nata o de vainilla recubierta con chocolate. Ahora hacen una nueva versión que simula la cabeza de un pingüino. Allí también triunfaban los clásicos de la casa como el de turrón, «hecho con almendra de verdad», o el de piñones, «que hacemos con una crema de piñones nacionales, que son los buenos, aunque nos cuestan carísimos». En este obrador también comienzan a hacer el que era el mantecao preferido de Pepe, el de «stracciatella» (nata con pedacitos crujientes de chocolate).
Desde entonces, 'El Malagueño' no ha parado de crecer. En 1982, 1990 y 2006 abren tres nuevas heladerías cafeterías con terraza en el Paseo Marítimo de Barbate, frente a la playa. Pepe murió hace cinco años pero aún estando jubilado, le gustaba estar en sus negocios «atento a la jugada». En sus heladerías se sigue vendiendo también la horchata de chufa auténtica. Las chufas, que traen desde Valencia, las tienen 24 horas sumergidas en agua y luego pasan a una máquina, la misma que trajo Pepe, donde se trituran y se obtiene esa textura de la horchata que parece leche. Juan Cabello, uno de los hijos, señala que «sin embargo no lleva leche. Sólo la chufa, un poco de agua y azúcar».
En sus heladerías los helados se pueden comprar en cucuruchos de barquillo, en tarrinas y también en copas o solicitar también bloques del sabor que se desee para hacer «cortes».