Hay gente 'pa tó'
Actualizado: GuardarEstá bien esto de la diversidad, de que haya gente dispuesta a sacar los pies del tiesto por cualquier motivo. No todo va a ser lo políticamente correcto, lo aparentemente sensato, el pensamiento único y la uniformidad. Eso es muy aburrido y «no sirve de ná», como cantaba Peret al que ni esa muerte de ida y vuelta le ha dado una segunda oportunidad. Hay gente 'pa tó', como decía el Gallo o quien lo dijese. Gente como las tronistas de MHYV -programa televisivo que pasará, sin duda, a la historia para mostrar los efectos devastadores de la ESO en España-, capaces de establecer un debate lingüístico sobre el significado de la palabra «dignidad» y su familia léxica, mientras rinden un homenaje a la revista teatral reivindicando el espíritu de El mar está fresquibiris -aunque sea en versión Aída, menos es nada- o citan la extensión El Quijote -Cervantes trending topic en pleno agosto, quién lo diría- aunque sea para referirse al ancho de frente de su contrincante tronista, multioperada, asquerosamente joven, ordinaria e ignorante. Gente como los que se tiran cubos de agua con pedazos de hielo -mis tres hijos, por ejemplo, para que no digan- en cualquier parte y a cualquier hora y luego suben los vídeos a las redes sociales, convencidos de que están solidarizándose con una buena causa, y no haciendo el más estrepitoso de los ridículos que es lo que realmente hacen, por mucho que a uno lo nominen en el programa televisivo de mayor audiencia. Gente como el alcalde de Valladolid, que también pasará a la historia por sus frases célebres, a quien le da miedo subirse en los ascensores con mujeres -eso tiene más de una lectura freudiana, pero bueno- por si las mujeres se quitan las bragas, se le echan encima y luego le denuncian, que suele ser lo más habitual que hacemos las mujeres en los ascensores, sobre todo si vamos con el alcalde de Valladolid que es lo mismo que ir con un concejal de Cuenca. Gente como Mariló Montero, que también pasará a la historia por sus frases célebres, que afirma que hay mujeres como las de los ascensores del alcalde de Valladolid pero que aguantan, además, malos tratos a cambio de bolsos de marcas. Gente como Pepe Rumbo -un nombre muy de promotor turístico de película española de los setenta-, el hostelero de Galicia que atendió personalmente a Mariano Rajoy y Angela Merkel en el reservado de su restaurante y que quedó impactado por la humildad de la cancillera alemana a quien se le cayó un trozo de queso al suelo y lo recogió. Que digo yo, que eso de recoger lo que se te cae es más de educados que de humildes, pero bueno, parece que el diccionario de la lengua española, como el libro de los gustos, también está en blanco.
Gente como los que retransmitían la vuelta ciclista a la bahía que hablaban de la presencia de vacas en las playas de Zahara de los Atunes, admirados, como si esto fuera el Ganges o por el estilo. Gente como el colaborador de un programa de Cuatro que, asombrado, preguntó a Melody -sí, sí, la de los gorilas y De pata negra que ahora va vestida de tronista y peinada y maquillada como una poligonera- que cómo es que siendo de Dos Hermanas hablaba tan fino y, no satisfecho del todo de su proeza, remató con un «¿Has estudiado?» Sí, debió contestar ella, he estudiado la ESO.
Gente como la que va a pagar por charlar y comer con alguno de los autores de carnaval que se han sumado a la iniciativa Carnavalea, una iniciativa cuanto menos, extraña, por llamarla de alguna forma aunque loable, si con ello los carnavaleros se encuentran a gusto. Canta y sé feliz, que decía el padre de la rumba catalana. La idea, según dice la web del asunto es «acercar a los aficionados a sus autores preferidos y viceversa» -como lo de MHYV, pero a lo Cádiz- en unos encuentros que posibilitarán previo pago, recorrer la ciudad con el autor, -a lo pimpi- ir al Falla, comer con él -eso es lo que me parece más heavy-, charlar sobre «sus secretos y sus miedos» y llevarse un detalle del mismo al finalizar la excursión. Lo mejor es que la web señala que el lugar de la comida no se hará público hasta que empiece la excursión, será para mantener la intriga, digo yo.
A mí, que quieren que les diga, me parece muy bien la iniciativa, un poco ególatra, pues sí, y un poco cateta, y un poco de estar tiesos, pues también. Pero bueno, si hay quien lo pague y hay quien lo venda, no tengo nada que objetar. Yo no lo haría, la verdad, no tengo ningún interés en comer con ninguno de ellos, como tampoco ellos tendrían el más mínimo interés en compartir mesa conmigo y lo entiendo. Yo no lo haría, insisto. Posiblemente usted, tampoco. Pero tiene que haber gente 'pa tó'.
Entiéndalo como una optimización de recursos que posiblemente tenga buenos resultados con gente del más allá -más allá de Cortadura, entiéndame. Lo malo es que cunda el ejemplo y ocurra lo de siempre, que broten como champiñones las quedadas organizadas y esto acabe como el rosario de la Aurora. Y algo de eso está pasando ya. El Consejo de Hermandades organiza los «paseos cofrades» que son como lo de Carnavalea pero a lo místico y, de momento, de balde. Ya solo falta que los jugadores del Cádiz den el paso, pero con el atuendo con el que fueron a la Patrona.
Un horror, vamos.