Las imprudencias en la montaña se cobran un centenar de vidas al año
La Guardia Civil rescató en 2013 a 3.187 personas, de las que un 80% no estaban federadas ni tenían la experiencia adecuada
MADRID. Actualizado: GuardarHace una semana fallecieron tres efectivos del grupo de rescate especial de intervención en montaña (Greim) de la Guardia Civil cuando una de las palas de su helicóptero rozó la pared escarpada de una ladera y el aparato se precipitó al vacío envuelto en llamas. Los dos pilotos y el rescatador que perdieron la vida trataban de socorrer a un montañero lesionado en el municipio leonés de Maraña. Con ellos, los agentes del instituto armado fallecidos en labores de rescate desde 1982 se elevan a catorce.
Este tipo de intervención es muy habitual. El año pasado la Guardia Civil auxilió a 3.187 personas que practicaban deportes de montaña, una media de nueve rescates al día. Y es una tendencia que va al alza. En los meses de junio y julio de 2014 se registraron 343 actuaciones, un 19% más que el mismo periodo del año anterior. Del total de personas socorridas en 2013, 94 habían fallecido cuando se logró llegar hasta ellas y 475 resultaron heridas, unas cifras que reflejan el elevado índice de víctimas y accidentados que se da en la práctica de estos deportes. Hay otros dos datos significativos que explican la elevada mortalidad en la montaña. Tan solo el 20% de los rescatados estaba federado y hasta un 92% de ellos realizaba la actividad sin la supervisión de un guía titulado.
La popularidad de los deportes de montaña ha experimentado un crecimiento regular y constante a lo largo de las dos últimas décadas, tal y como prueba el hecho de que, durante estos veinte años, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) no ha cesado de incrementar su número de afiliados.
Las cifras oficiales desvelan que la gran mayoría de los rescatados son excursionistas inexpertos que practican senderismo. El servicio de Montaña de la Guardia Civil explica que la mayor parte de sus intervenciones se debe a la «falta de nivel» de los montañeros, que en muchas ocasiones «sobreestiman sus habilidades» y no son conscientes del verdadero riesgo que entrañan los senderos abruptos por los que se adentran.
La falta de previsión y el desconocimiento del terreno son los principales motivos de los accidentes. Casi el 15% de los auxiliados son extranjeros y la mayoría de los rescatados pertenecen a comunidades autónomas distintas de aquella en la que tuvieron que ser socorridos. Además, de las 3.187 personas rescatadas, 2.618 resultaron ilesas, lo que se traduce en que, simplemente, se extraviaron.
Cobro del rescate
Para reducir el número de personas que se adentran en la montaña sin la preparación adecuada, los gobiernos autonómicos de Asturias, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Navarra y Canarias han optado por cobrar a los auxiliados el coste del rescate en los casos en que quede demostrado que han cometido una imprudencia. Este repercutirá únicamente sobre los montañeros que no estén federados, ya que estos últimos cuentan con el respaldo de un seguro que cubre los costes de un posible accidente. El coste de movilizar un helicóptero medicalizado varía de una comunidad autónoma a otra, aunque oscila entre los 2.000 y 3.000 euros la hora.
La Fedme se muestra totalmente contraria a esta medida. Su presidente, Joan Garrigós i Toro, acusa a la administración de «atraer a los visitantes con publicaciones que no tratan sobre los riesgos» mientras «proponen cobrar el rescate a quienes se accidentan, justificándose en la eficacia preventiva del temor al pago». «La solución no está en la intimidación», afirma Garrigós, que apunta a la «formación y a la información» como medidas para combatir la inexperiencia, la falta de prevención y la sobreestimación de las capacidades propias de algunos excursionistas.