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La botella se hace fuerte en tiempos de crisis
Más de la mitad de las personas que iniciaron un tratamiento contra el alcoholismo son desempleados
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLlega a ser relativamente fácil. Un día entras en un bar y te pides una copa. Durante unos minutos los problemas parecen desvanecerse y no quieres que esa sensación se vaya. Vuelves a pedir otra y otra. Y así un día tras otro. «Somos unos analfabetos emocionales», resume Alberto Matilla, presidente y coordinador de la Asociación de Rehabilitación de Alcoholismo (ARCA) de Cádiz. «Pertenecemos a una generación que no está preparada para la contrariedad», añade. «La exigencia, tanto si estás trabajando como si no es muy alta. La presión laboral también y los salarios bajos. El que tiene trabajo no se puede quejar y el que no lo tiene no puede hacer otra cosa. La verdad es que estamos jodidos», sentencia. Y es que son siete años ya los que la sociedad gaditana lleva soportando una crisis que deja números tan aterradores y ya tan repetitivos como un 40% de paro con todo lo que conlleva. Y en medio de este hoyo tan profundo que cada día parece hacerse más profundo se encuentra una sustancia de tan fácil acceso como el alcohol. «Está ahí, al alcance de todos, y tiene una capacidad ansiolítica enorme», reconoce Matilla.
Unas 3.738 personas iniciaron un tratamiento por problemas derivados del uso de las drogas durante 2013 en la provincia de Cádiz, unas 100 personas más que en 2012. Desde que en 2003 se admitieran a 2.927 personas, el número de personas en la última década ha ido creciendo a un ritmo lento pero continuado. El salto más grande se produjo en 2008, justo un año después de que la palabra crisis pasara a formar parte del vocabulario diario de la ciudadanía. En aquel año se pasó de 3.097 personas atendidas de 2007 a 3.593 y desde entonces ha ido aumentando hasta superar los 3.700.
Desde el área de Drogodependencia de la Diputación Provincial gaditana, el jefe del servicio, Jaime Lora, no cree que este incremento vaya parejo a un aumento de conciencia sobre el uso abusivo de las drogas. «Muchas veces el incremento depende más de la capacidad de absorción de los centros que de otros aspectos como la conciencia». Después de muchos años trabajando en esta área asegura que «es más importante preguntarse porqué sube el consumo de unas drogas sobre otras», aunque recalca que los datos de los que dispone cada año la Diputación y así se refleja en el informe sobre el indicador de admisiones a tratamiento que hace cada año, hablan de personas que se han puesto en tratamiento, no sobre consumo. «Antes, desde el Instituto de Cartografía y Estadística de la Junta de Andalucía se hacían estudios que permitían hacerse una idea sobre los hábitos de consumo en la sociedad pero en el último año no se ha hecho debido a la falta de presupuesto», explica. Aún así, en base a la experiencia, relata que «la mayor parte de los indicadores indirectos sí que nos hacen pensar que hay un aumento de consumo debido a la crisis, que las personas se defienden con determinadas sustancias del malestar producido por la ansiedad» provocado a su vez por el actual contexto económico.
Demanda variada
«Es cierto que no hay una línea directa, no todo aquel que consume se pone en tratamiento» por lo que tener unos datos exactos es muy complicado y «también hay que tener en cuenta el tipo de sustancia», recalca. En el caso de la cocaína, por ejemplo, «hay un periodo de inocuidad aparentemente muy largo por lo que su consumidor tarda mucho tiempo en darse cuenta de su adicción y por tanto de la necesidad de iniciar un tratamiento». Con todo ello, las sustancias psicoactivas ilegales en su conjunto son las que siguen generando mayor demanda en los centros de tratamiento de la provincia. En el informe que elabora cada año la Diputación llaman la atención las 915 demandas por cannabis (24,7% del total) aunque probablemente esto se debe a la presión sancionadora que obliga a muchos usuarios a iniciar el tratamiento.
En medio de esta tónica habitual, «quizás el alcohol sea la adicción más llamativa» con un 26,4% de los casos y rozando casi el millar de los tratamientos, subraya Jaime Lora. En la última década la demanda de programas contra el alcoholismo se ha duplicado, teniendo un gran repunte en 2009 y subiendo de forma más escalonada en los años sucesivos. «La realidad da para muchas interpretaciones respecto a estos temas», reconoce Lora, pero «lo que estamos viendo desde los centros es que el alcohol está generando serios problemas de los que sus consumidores no son conscientes, sobre todo entre la población juvenil que está haciendo un uso totalmente nocivo». Lo contrapone con otras sustancias como la cocaína «donde parece que ha habido una especie de estancamiento y que el boom que hubo desde finales de los 90, principios del 2000 se ha ido estabilizando», aunque esto no quiere decir que el número de pacientes que están bajo tratamientos haya disminuido. «Todavía hay un número muy importantes de adictos a la cocaína porque una cosa son los nuevos ingresos y otros los que permanecen en tratamiento».
El perfil
Frente a este estancamiento el consumo del alcohol ha ido creciendo año tras año. «El acceso es fácil, muy fácil», asegura desde ARCA Alberto Matilla. «No está mal visto beber alcohol, tampoco requiere mucho dinero para comenzar» y pocos son los que preguntan a los que están en la barra. El perfil mayoritario de las personas que se han puesto en tratamiento para combatir el alcoholismo es un hombre de unos 43 años de edad, parado y con poca formación. Aunque cada vez hay más casos entre mujeres, lo cierto es que todavía el porcentaje sigue siendo mayor entre los hombres con un 82% de los casos frente al 17% de las féminas.
De las 966 personas que se pusieron en tratamiento durante 2013, más de la mitad (536) se encontraba en situación de desempleo, frente a los 245 que estaban trabajando. En menor medida (unos 150) están los incapacitados permanente o pensionistas y anecdótico es el caso de los estudiantes (9), amas de casa (10) o en otra situación (6). Sobre la formación, el número de personas en asistencia va descendiendo en función de la educación. Más de la mitad (53%, unas 512 personas) de los que iniciaron tratamiento en 2013 sólo tiene estudios primarios o inferiores, un 28% (271 personas) poseen el graduado escolar, un 11% (109) Bachiller o BUP, y un 6,31% estudios universitarios. Un perfil éste muy parecido al registrado en 2012.
En cuanto a los centros donde se presta tratamiento, los de Cádiz capital y Jerez fueron los que más demanda registraron con 145 y 137 casos respectivamente, seguidos de Algeciras en el que atendieron a 112 personas y Chiclana (101).
A pesar de este retrato a base de estadística, Alberto Matilla señala que la botella discrimina cada vez menos entre sus consumidores. «La situación es tan complicada que a nosotros acude todo tipo de personas, tanto desempleados como parados, jóvenes como mayores y hombres y mujeres, aunque lo cierto es que cada vez son más las mujeres que vienen pidiendo ayuda». La crisis y sobre todo sus consecuencias no sabe ni de nombres ni de géneros.
«Hay un montón de teorías tanto psicológicas como sociales incluso farmacológicas que explican un poco porque las personas consumen unas y no otras sustancias», añade Jaime Lora. «Explicar esto es muy complejo» por los muchos condicionantes que hay. «Si le preguntas a un policía puede que te diga que es que hay mucho tráfico en la calle» y las opciones son muy variadas, «si le preguntas a un farmacólogo te puede hablar de la necesidad fisiológica y de la dependencia». Por ejemplo, en una familia el consumo puede «ser el síntoma de una situación y en otra el desencadenante» por eso «a la hora de trabajar en los centros preferimos centrarnos en los factores de oferta y protección». En la calle o en casa «puede haber 50.000 factores de riesgos que pueden hacer que una persona consuma y que otra no». En definitiva circunstancias muy variadas «que te pueden llevar al inicio o al mantenimiento», de ahí que las campañas de concienciación sobre el peligro que supone para la salud sigan siendo uno de los pilares del trabajo más importantes.