Malaysia Airlines se enfrenta a su dolorosa reconversión

Si Malaysia Airlines consigue en algún momento remontar el vuelo será con 6.000 empleados menos y tras la inyección de 1.440 millones de euros. Es lo que contempla el plan de reestructuración presentado ayer por el Gobierno malasio, consciente de que la maltrecha situación de la aerolínea requiere medidas drásticas: la pérdida de dos Boeing 777 en cuatro meses -el vuelo MH370 desapareció sobre el océano Índico en marzo y el MH17 fue derribado sobre Ucrania en julio- han dado la puntilla a varios años de grandes pérdidas económicas -debe más de 3.000 millones de euros-, y la compañía ya no resulta viable en su forma actual. De hecho, en el segundo trimestre de este año perdió 74 millones de euros, una cifra descomunal provocada en parte por el miedo que han infundido los sucesos en sus clientes. Y los directivos estiman que el mayor daño se producirá en el segundo semestre de 2014. Pero, antes de abocarla a la desaparición, el Ejecutivo de Kuala Lumpur ha decidido quemar un último cartucho para salvarla.

«Necesitamos empezar de nuevo para buscar el equilibrio entre el deseo de revivir nuestra aerolínea nacional y el uso prudente de fondos públicos. Pero el éxito no está garantizado», reconoció en un comunicado Azman Mokhtar, director de Khazanah Nasional, la empresa pública de inversión que actualmente posee la mayoría (69%) de las acciones de Malaysia Airlines y que adquirirá todos los títulos para acometer los recortes a través de una nueva entidad pública «con el tamaño adecuado». Eso supondrá el despido del 30% de la plantilla y el fin de muchas de las rutas intercontinentales. Algunos analistas consideran que la aerolínea tendrá que suprimir hasta un 80% de estos vuelos. Sobre todo los que tienen como destino a Europa. De momento, el primer paso será suprimir la cotización de Malaysia Airlines en Bolsa. Khazanah Nasional se hará con el 31% de las acciones que le faltan para lograr el control total de la empresa.