ESPAÑA

Carod Rovira revela que un dirigente de CiU admitió el cobro de comisiones del 5%

Según el expresidente de Esquerra, los gobiernos de Jordi Pujol se quedaban con este porcentaje por las adjudicaciones públicas

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El expresidente de Esquerra y vicepresidente del Gobierno, Josep Lluís Carod Rovira, sembró ayer más sospechas sobre las supuestas prácticas corruptas de los gobiernos presididos por Jordi Pujol, investigado ahora por ocultar una fortuna al fisco durante más de tres décadas.

Carod, apartado de la primera línea y desvinculado de ERC desde 2011, desveló que años antes de que Pasqual Maragall denunciase en 2005 que CiU tenía un «problema llamado 3%» un dirigente «muy importante» de la federación nacionalista le confesó que el porcentaje que la formación cobraba como comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de obras era realmente del 5%. La cifra es aún mayor que la que el sindicato Manos Limpias incluyó en su querella contra Pujol, presentada hace quince días, en la que adjuntó un supuesto informe de la UDEF según el cual durante el mandato de Pujol -1980-2003- las obras públicas se gravaban con comisiones del 4%, del que el 2,5% iba para financiar a Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC) y el otro 1,5% a los bolsillos de la familia del expresidente. Esos mismos porcentajes aparecen en la instrucción del 'caso Palau', en el que el juez concluyó que Ferrovial pagó mordidas del 4% por la adjudicación de obras públicas, de las que un 2,5% habrían ido a parar a CDC y un 1,5% se lo habrían quedado los ex responsables del Palau, Fèlix Millet y Jordi Montull.

Carod, en cualquier caso, evitó dar el nombre de quien le hizo la revelación y, en una entrevista en Radio Euskadi, señaló que si no tiró de la manta fue porque en aquel entonces Esquerra no tenía la fuerza que tiene hoy y por tanto no tenía medios para hacer nada. Aun así, años después formó parte de un gobierno, el tripartito, que fue criticado por no haber levantado las alfombras de los ejecutivos anteriores. El exlíder de ERC, que durante la campaña de 2003 mantuvo un duro enfrentamiento con Pujol y le reclamó que antepusiera los intereses del país «a los de su partido y los de su familia», calificó el caso del expresidente catalán de «golpe moral, más que político». Un «mazazo en la cabeza», que no tuvo reparos en vincular con el proceso soberanista. «Hay quien dice que mientras Pujol no cuestionó la integridad territorial del Estado se le permitió hacer», remató.