Rajoy busca acelerar la elección de Guindos
Los líderes de la UE se reúnen hoy para repartirse los altos cargos con la mirada de España puesta en el Eurogrupo
BRUSELAS. Actualizado: GuardarMuy pocos dudan ya en Bruselas de que Luis de Guindos será el próximo presidente del Eurogrupo, el consejo de ministros de Finanzas de los dieciocho países que pertenecen al euro. Era el gran objetivo político de Mariano Rajoy y, salvo sorpresa mayúscula, a raíz sobre todo del respaldo público mostrado por la todopoderosa canciller Angela Merkel, el tanto quedará apuntado en su haber. Será el colofón a un diseño, que ya lleva muchos meses de trabajo, para retornar a la cúpula económica de la Unión Europea tras la pérdida en 2012 del asiento español en el Consejo de Gobierno del BCE. Pero cuando se habla de Europa, todo puede ocurrir. El camino no será de rosas porque la letra pequeña del nombramiento incluye ciertos riesgos. Y no menores.
Hoy, un sábado 30 de agosto a las cuatro de la tarde, los jefes de Estado y de gobierno de los Veintiocho volverán a reunirse para elegir, teóricamente, a los sustitutos del belga Herman Van Rompuy al frente del Consejo Europeo (ente político que reúne a los líderes comunitarios) y de la británica Catherine Ashton en la Alta Representación Exterior, la diplomacia europea. ¿Y por qué hoy? Porque los mandatarios europeos fueron incapaces de llegar a un acuerdo en la cumbre 'ad hoc' celebrada el 16 de julio. La distancia era tal que decidieron darse de plazo 45 días para intentar tejer en la sombra lo que no supieron hacer con luz y taquígrafos condicionados por los equilibrios que deben ser respetados. Variables como la de sexo (hombre-mujer), la geográfica (norte-sur), la política (derecha-izquierda) o la europea (pertenencia a la moneda única, a Schengen...). Cualquier nueva pieza que se coloque en el tablero descoloca el resto. España no planteará batalla. Su guerra tiene otros fines.
Hasta aquí la teoría. ¿Y el Eurogrupo? Sobre el papel, no está en el orden del día. Básicamente, porque es un asunto que deben discutir los 18 países del euro y no los 28 de la Unión Europea. Pero ya se sabe que los pasillos son la mejor plaza para negociar y lo cierto es que no todos los días Rajoy puede tener tan a mano a sus colegas comunitarios.
«En principio, ese tema hoy no se trata. En esta cumbre se deciden otros nombramientos». Estas palabras las pronunció el presidente del Gobierno el 16 de julio antes de una reunión en la que la delegación española esperaba que el nombre del ministro Luis de Guindos saliera a relucir de una u otra forma en las conclusiones. No ocurrió. Y no se descarta que el guión se vuelva a repetir esta tarde. Con el apoyo explícito de Alemania ya en el bolsillo, el gran objetivo de España se centra ahora en la hoja de ruta, en el 'timing'. El escenario ideal -y a tenor de los acontecimientos cada día más irreal (Berlín no lo apoya)- era que desde ya se creara el puesto de presidente del Eurogrupo a tiempo completo para realzar el cargo. Ahora, la responsabilidad debe compatibilizarse con el cargo estatal, de forma que el actual presidente, Jeroen Dijsselbloem, es a su vez ministro de Finanzas de Holanda (el mandato es para dos años y medio, y el suyo acaba en junio de 2015). Un cargo, por otra parte, al que no va a renunciar al sentirse muy molesto con las maniobras españolas para colocar a Guindos. «El Gobierno español cree tener el derecho a pedir un cargo de peso en Bruselas cuando no lo tiene», censuró el martes. Todo se ha enrarecido sobremanera.
Más variables. España confiaba en que Dijsselbloem fuera elegido por Holanda como su nuevo comisario en la Comisión presidida por Jean-Claude Juncker. Su nombre sonó con fuerza para ser elegido el nuevo Olli Rehn comunitario, pero Juncker no le quiere (no le perdona su broma en televisión sobre la afición al alcohol del luxemburgués) y el primer ministro holandés, Mark Rutte, parece decantarse por una mujer como próxima comisaria. Aún no ha deshojado el tulipán, pero todo apunta a que escuchará la promesa de Juncker para elegir mujeres a cambio de puestos golosos en su Gobierno. La esperanza de España, que es Holanda, sigue sin anunciar a su candidato y hasta que no lo haga todo puede ocurrir (Rajoy, por ejemplo, ya ha respaldado a Cañete).
Demasiadas hipótesis
Sin la creación del puesto a tiempo completo y sin Jeroen Dijsselbloem de comisario, la única bala que le queda a Moncloa para acelerar la designación de Guindos es que el holandés sea nombrado en enero de 2015 máximo responsable del nuevo Mecanismo Único de Resolución (MUR), el pilar de la Unión Bancaria que se encargará de liquidar las entidades financieras problemáticas.
De no producirse ninguna de estas tres hipótesis, no quedará más alternativa que esperar hasta junio de 2015 para que Mariano Rajoy pueda 'vender' que España vuelve a 'mandar' en Europa. Un escenario, sin embargo, que esconde muchas trampas por la proximidad de unas elecciones generales que se convocarán a la vuelta del verano con Guindos, previsiblemente, recién elegido presidente del Eurogrupo. ¿Y si hay un cambio de color político en Moncloa? Todo estallaría en mil pedazos. El cargo no sería para el nuevo ministro de Economía español, sino que los países del euro volverían a reunirse para elegir a otro presidente.
Hoy, a las cuatro de la tarde, Rajoy seguirá cuadrando su particular sudoku, su gran examen europeo. La operación retorno a la cúpula económica de la UE sigue viva.