Sociedad

«El ventilador», frenesí rítmico

MADRID. Actualizado: Guardar
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Rugen los aplausos. La mano derecha, en reposo sobre la caja de la guitarra. De repente, un endiablado rasgueo, con aporreo y tamborileo. Sin tiempo para recuperar el aliento, el frenético ritmo se demora un segundo mientras la guitarra se voltea vertiginosamente como una peonza. El corazón en un puño. La guitarra vuelve a su posición natural. Peret la abraza de nuevo mientras cimbrea las piernas en un arco imposible. Está en marcha 'el ventilador', la marca de la casa de un incansable currante del compás, la voz y las seis cuerdas que para algunos era ya 'Peretne'.

Para cada canción había un tipo de ventilador. «Hay miles, eso es lo que enseño», decía cuando apadrinó y dirigió en 2010, en el gran teatro del Liceo de Barcelona, el primer curso de rumba catalana. Lograba que temas como 'Borriquito', 'All my loving' o 'Bamboleo' y artistas como El Pescaílla, Los Amaya, Los Manolos o Los Gypsy Kings recibirán un reconocimiento negado durante años desde el mundo académico-musical. «Ha llegado el momento de que el género se haga grande y crezca», se ufanaba Peret al frente de un curso sobre el estilo, la historia, los protagonistas, la discografía, su contexto social e histórico y las diversas expresiones de la rumba.

«En sus 50 años de vida ha sufrido mucho y se le ha marginado en exceso. Tenemos que luchar por una música que es tan nuestra», asegura el padre del género de fusión en el que el swing y el rock conviven con las armonías del mambo y los estilos caribeños. «Yo soy el padre, porque cuando hay un creador, hay un padre; el refrán dice que madre no hay más que una; sí, y padre, también», decía un Peret de cuyo genio son agradecidos herederos Estopa, Muchachito Bombo Infierno, Gertrudis o La Troba Kung Fú.