LIBIA

Trípoli cae en el caos con dos parlamentos y dos Gobiernos

El Congreso Nacional General, que perdió las elecciones de junio, ha encargado a un islamista formar nuevo Ejecutivo

E L CAIRO. Actualizado: Guardar
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Después de que la coalición de milicias islamistas de Misrata, agrupadas en la Operación Amanecer, se haya hecho este fin de semana con el control del aeropuerto de Trípoli tras un mes de lucha, Libia parece estar adentrándose en una guerra civil de complejas consecuencias para toda la región. Apoyados por el parlamento saliente, el Congreso Nacional General (CNG), que perdió las elecciones del pasado 25 de junio pero que se niega a ser disuelto, esta amalgama de milicianos y tribus asegura haber expulsado de la capital a las milicias rivales de Zintan. Ayer, el CNG, encargó al islamista Omar al-Hasi que formara Gobierno, lo que deja a Libia con dos Ejecutivos y dos parlamentos enfrentados.

El parlamento y el congreso elegido en junio se encuentran refugiados en Tobruk, en el este del país, donde han declarado a las milicias de Operación Amanecer como grupo terrorista, y desde donde intentan recabar apoyos de grupos armados nacionalistas y de algunas tribus para retomar la capital.

Tras el derrocamiento del régimen de Muamar Gadafi con ayuda de la OTAN, Libia se ha convertido en una suerte de reino de taifas en el que decenas de milicias diferentes se resisten a deponer el poder conseguido a través de las armas. El nuevo Gobierno, incapaz de proteger su capital, aeropuertos y pozos petrolíferos, ha pedido ayuda a la comunidad internacional. Pero sus vecinos, que ayer se reunieron en El Cairo, han decidido no intervenir. O, al menos, oficialmente.

En la última semana, misteriosos aviones militares han bombardeado posiciones de Operación Amanecer en Trípoli. Sus milicianos han acusado a Egipto y a Emiratos de los bombardeos, y ellos lo han negado. Pero fuentes estadounidenses confirmaron al 'New York Times' que estos dos países se han unido en secreto para, posiblemente, contrarrestar la influencia de las milicias islamistas, que consideran una amenaza dentro de sus propias fronteras.