Eva y Manuel, tras entregar el escrito en el Ayuntamiento.:: J. A. C.
Chiclana

Denuncian falta de servicios para discapacitados en La Barrosa

Manuel López critica la saturación de prestaciones como la silla anfibia o que existan distancias de hasta un kilómetro entre inodoros

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Él solo quiere sentirse todo lo libre que pueda en la playa. Dice recoger un clamor de varios, que no está sólo en su reivindicación. La que protagonizó junto a su mujer cuando en la mañana de ayer se acercó al Ayuntamiento para hacer entrega de un escrito de protesta en contra de lo que considera un recorte en los servicios a los discapacitados en la playa de La Barrosa. Son Manuel López, con problemas de movilidad, y su mujer, Eva Polanco los que ponen voz a una queja que tiene varios puntos.

De un lado consideran insuficientes los servicios ubicados en la playa. Ellos suelen ir a La Barrosa entre la primera y la segunda pista. «Antes había un servicio público en la zona y ahora lo han quitado», aclara Polanco. El resultado es que haya un kilómetro entre aseos. «Parece mentira que una playa tan grande y con tanto turista tenga los servicios separados 1.000 metros unos de otros», remarca la chiclanera.

Este inconveniente ha llevado a Manuel incluso «a negarse a ir a la playa o a tener que hacer sus necesidades en el coche», explica su mujer. «Nos indicaron que fuéramos al agua a hacerlo. Aparte de ser poco cívico, los días de marea vacía es imposible para él desplazarse tanto», aclara. Igualmente, el matrimonio denuncia que las pasarelas tienen un grado de inclinación demasiado acusado y «con tablas sueltas» de forma que «un discapacitado no puede pasar por ellas si no es con ayuda». En lo referente a dichas pasarelas denuncian la desaparición desde hace dos años «que unía los distintos accesos». Algo que a juicio de Polanco y López es esencial para que los discapacitados puedan desplazarse por la playa.

El Ayuntamiento tiene habilitada la segunda pista para acceso a los discapacitados con asistencia de la Cruz Roja para baños y con servicios. Sin embargo, el matrimonio se pregunta «¿por qué los discapacitados no pueden estar con su familia o amigos en cualquier pista?». Además, en referencia a este módulo para minusválidos, apuntan que el uso de la silla anfibia «está saturado». «Se crean colas de gente queriéndose bañar», explica López resignado.

Ante esta situación, ayer se decidieron a trasladar sus quejas por escrito al mismo Consistorio con el objeto de que les den solución. Aseguran no estar solos en su lucha y están en contacto también con asociaciones de minusválidos de la ciudad para aunar fuerzas en su lucha. Todo porque ellos son los primeros interesados en disfrutar de «una de las mejores playas». «Me siento una privilegiada de vivir tan cerca de una playa así, sólo quiero que tanto mi marido como yo podamos disfrutarla con igualdad al resto».