![](/cadiz/prensa/noticias/201408/18/fotos/9317249.jpg)
La recuperación de la marca España pasa por el Consejo de Seguridad de la ONU
No lograr uno de los dos puestos vacantes para el bienio 2015-2016 supondría un severo revés para la imagen exterior del país
MADRID. Actualizado: GuardarLa recuperación de la Marca España en el Exterior pasa de forma inevitable por lograr un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016. Cinco de los 15 asientos son permanentes, los ocupan Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido. Hacerse con uno de los 10 puestos renovables sería un signo de que España ha regresado a la escena internacional tras más seis años de crisis en los que ha permanecido encerrada en sí misma. Por el contrario, una derrota supondría un duro revés y una muestra de que la recesión se han llevado por delante buena parte del prestigio exterior recabado en las décadas anteriores.
En la lucha por uno de los dos sitios que quedan vacantes en el denominado bloque occidental los rivales son Nueva Zelanda y Turquía. La decisión sobre cuál de los tres aspirantes se sentará en el máximo órgano del poder mundial la tomará la Asamblea General de la ONU el próximo mes de octubre.
El voto de cada estado miembro vale lo mismo, da igual que sea el de Estados Unidos o el de Togo. Por eso, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, lleva un año enfrascado en una campaña internacional para aumentar el respaldo a la candidatura española. El jefe de la diplomacia ha multiplicado sus desplazamientos al extranjero, en ocasiones ha países a priori poco llamativos para España, y se ha entrevistado con un gran número de embajadores. El mensaje que les ha dado a todos ha sido el mismo, que apoyen a España el próximo octubre en Nueva York.
Mariano Rajoy también lleva meses involucrado en este objetivo. El presidente justificó en parte su visita del pasado junio a Guinea Ecuatorial, la primera de un jefe del Ejecutivo al país africano desde 1991, por la importancia de ganar apoyos en el continente que más países aporta a la Asamblea General. En Malabo, el presidente fue explícito ante los mandatarios de la Unión Africana. «Si España resulta elegida puedo asegurarles que, durante esos dos años, África no tendrá tres asientos en el Consejo de Seguridad, sino cuatro», les dijo. La presencia a principios de julio del jefe del Ejecutivo en la isla de Antigua con motivo de la cumbre de la Comunidad del Caribe tuvo idéntico objetivo. Allí señaló, en un mensaje calcado al lanzado en África, que «España puede ser un excelente abogado de los intereses del Caribe».
El Rey también defenderá la candidatura española cuando se dirija a la Asamblea General en septiembre. Don Felipe aprovechará su presentación a nivel mundial para pedir el respaldo a España. Su influencia en América Latina, por ejemplo, jugará un papel clave para amarrar los apoyos en esta parte del globo.
Un socio «fiable»
España defiende su candidatura en su condición de socio «fiable», un calificativo que deja entrever que el Gobierno del Partido Popular quiere desligarse de polémicas decisiones del anterior Ejecutivo socialista, como las retiradas unilaterales de Irak o Kosovo.
La propuesta española se presenta además junto al amplio bagaje de años de colaboración con Naciones Unidas. Entre otras cifras, se destaca el hecho que desde 1989 130.000 soldados españoles han participado en 28 misiones de paz de la ONU o que España es el sexto dónate al sistema de Naciones Unidas si se suman las aportaciones obligatorias y voluntarias.
Entre las otras dos aspirantes Nueva Zelanda es la que a priori se coloca con más posibilidades de obtener un asiento en el Consejo de Seguridad. Pese a su reducido tamaño, se trata de un país que desarrolla una frenética actividad en el seno de Naciones Unidas. Su apoyo entre los estados pequeños, los insulares y buena parte de los del sudeste asiático parece garantizado.
La gran incógnita es Turquía, una potencia emergente deseoso de un mayor peso internacional. Existe una regla no escrita según la cual un país, en base a su peso internacional, puede aspirar a entrar en el Consejo de Seguridad transcurrido cierto tiempo. En el caso de España, por ejemplo, este intervalo suele ser de 10 años. Por eso la candidatura Española se presentó ya en 2005, nada más concluir su anterior bienio como miembro no permanente en este órgano. Todo estaba previsto para que España y Nueva Zelanda fueran las dos únicas candidatas pero Turquía se presentó por sorpresa en 2011 sin esperar los tiempos que teóricamente tiene marcados para hacerlo. A su favor juega su creciente peso internacional y el apoyo de una parte importante de los estados islámicos.
Desde el Gobierno se mantiene el optimismo respecto a la elección de octubre. Hacen falta 129 votos para lograr el objetivo y el trabajo efectuado hasta ahora ha captado un importante número de ellos. El problema, explican fuentes diplomáticas, es que la votación es secreta y cualquiera que haya comprometido su voto por un candidato puede inclinarse después por los otros dos sin miedo a reprimenda alguna.