ESPAÑA

Matan a puñaladas a un padre y su hija en una playa de Cantabria

LAREDO. Actualizado: Guardar
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Doble crimen ante cientos de personas. El escenario elegido, la playa Salvé de Laredo (Cantabria). Una mujer de 42 años, M. G. B., y su padre, G. G. G., de 72 años, ambos vecinos de Llodio (Álava) fallecieron ayer en los hospitales de Laredo y Valdecilla, respectivamente, como consecuencia de las cuchilladas que recibieron en el cuello y torso de manos de un hombre, natural de Bilbao, M. I. R., de 52 años, cuando los tres estaban en la playa.

La muerte de la mujer fue certificada por el juez pasadas las 20.00 horas. El padre resultó herido de gravedad después de recibir varias puñaladas en el torso cuando se encontraba en el mismo lugar, junto a su hija; fue trasladado a Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Valdecilla de Santander donde murió dos horas después. El hecho ocurrió a las 18.40 horas en la zona conocida como 'Pinos'. La agresión se produjo cuando la playa estaba atestada de gente. El presunto homicida, vecino de Bilbao, fue reducido en el mismo lugar de los hechos por un policía de paisano que estaba fuera de servicio, también en la playa. Los heridos fueron asistidos en el mismo arenal por una médico y dos enfermeras.

A falta de una versión oficial de los hechos, y siempre por testimonio de las personas que se encontraban en el lugar, eran las 19.20 horas cuando un hombre, que portaba una mochila, y que parecía pasear por la playa, se dirigió hasta el lugar donde se encontraban sus víctimas paseando por la orilla. El agresor sacó un arma blanca de grandes dimensiones -algunos de los testigos hablaban de un machete- que clavó en repetidas ocasiones en el cuello de M.G.B., que estaba vestida con un traje de baño, produciéndole una rápida y fuerte hemorragia al seccionarle las carótidas. Después se volvió hacia el padre, G.G.G., y le asestó varias puñaladas en el torso al tiempo que el hombre trataba de defender a su hija.

Todos coinciden en que el agresor se fue con cierta calma del lugar de los hechos, tras guardar el arma en la mochila, y sin signos de nerviosismo ante lo que había hecho, pero fue asaltado por un policía que se encontraba fuera de servicio. El agente logró reducirle, y boca abajo, le mantuvo inmóvil hasta que llegaron refuerzos. Mientras tanto, dos enfermeras, que también estaban en la playa, acudieron en ayuda de los heridos, uniéndose a ellos una médico que estaba en el arenal. En pocos minutos llegó al lugar personal de la Cruz Roja de Laredo, que se turnó con las sanitarias haciendo las maniobras de reanimación para intentar frenar la sangría producida por las heridas.