Los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes alcanzaron ayer su noche más violenta. :: MARIO ANZUONI / REUTERS
MUNDO

La muerte de Michael Brown sacude EE UU

Obama comparece después de cinco días de protestas en Misuri y garantiza que el FBI hará justicia al joven negro tiroteado por la Policía

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cinco días de protestas sin más medidas que la represión policial, y ha tenido que ser Anonymous el que venga a dar respuestas, no todas correctas. La organización de justicieros informáticos que hace públicos sus anuncios con voz robótica, ha enseñado por primera vez a los estadounidenses el cadáver de Michael Brown, «tendido durante horas al sol, mientras 15 policías militarizaban la zona contra los que protestaban».

Pero lo que realmente quieren saber los manifestantes es cómo se llama el policía que le disparó, cuántas balas -seis, según Anonymous-, por qué le persiguió a tiros a plena luz del día, a pesar de que el joven estaba desarmado y según los testigos tenía los brazos en alto, y qué va a hacer el Gobierno para evitar que otros jóvenes negros sigan siendo asesinados por las fuerzas del orden.

El caso podía haber pasado desapercibido de no ser por el cariz violento que tomaron las protestas en la noche del domingo, cuando algunos vándalos aprovecharon la confusión para saquear tiendas. «No nos olvidemos de cómo comenzó todo esto», recordó ayer Barack Obama, que interrumpió sus vacaciones en Martha's Vineyard para expresar su preocupación. «Hemos perdido a un joven en trágicas circunstancias que rompen el corazón. Michael Brown tenía 18 años. Su familia nunca podrá volver a abrazarle». A pesar de la sensibilidad que debía requerir el caso, la Policía de Ferguson, San Luis y Misuri no ha hecho más que recrudecer la represión de las manifestaciones, algunas violentas pero la mayoría pacíficas, «hasta cruzar la línea», sentenció Anonymous, que ha interceptado y robado datos de la página web de la Policía. La organización busca la identidad del agente que mató a Brown, pero hasta ahora los dos nombres que ha lanzado en la web han equivocados, por lo que Twitter ha suspendido su cuenta.

«Cuando algo como esto ocurre, las autoridades locales, incluyendo la Policía, tienen la responsabilidad de ser abiertas y transparentes sobre cómo investigan la muerte y cómo protegen a la gente de la comunidad», recordó Obama. El miércoles, sin embargo, las autoridades declararon un toque de queda que no comunicaron adecuadamente a la población. Al dar las nueve de la noche, atacaron a los que seguían en las calles con pelotas de goma y arrestaron a cuantos pudieron.

«Sé que muchos americanos está profundamente perturbados por las imágenes que han visto en el corazón de nuestro país», admitió el presidente, que intentó cruzar la delgada línea entre la simpatía hacia los manifestantes y el apoyo debido a las fuerzas del orden. Nada de lo ocurrido, advirtió, «es excusa para ejercer la violencia contra la Policía ni para encubrir vandalismo o saqueos». Pero «tampoco hay excusa para que la Policía use exceso de fuerza contra manifestantes pacíficos». Especialmente duras fueron las palabras contra la Policía por intimidar y detener a periodistas que sólo ejercían su trabajo, algo que «no debería ocurrir nunca en Estados Unidos».

Heridas raciales

El caso ha superado la tragedia de Michael Brown y ha reabierto las heridas raciales en EE UU. Todo el mundo quiere saber que su hijo no será el próximo, que el Gobierno de EE UU pondrá en marcha medidas para evitar que los negros sean considerados presuntos culpables y que las fuerzas del orden actuén contra ellos como si fueran criminales sólo por haber comprado golosinas en una tienda, como fue el caso de Brown y Trayvon Martin, asesinado en Florida, antes que él, por un vigilante.

El FBI ha iniciado una investigación independiente que, según Obama, «hará lo necesario para asegurarse de que se haga justicia». Pero lo importante es, como recordó, «dar un paso atrás y reflexionar sobre cómo vamos a enfrentar juntos el futuro». Un futuro en el que la mitad de la población carcelaria de EE UU es afroamericana, porque son encarcelados seis veces más que los blancos.