
Kiev se hace fuerte a la espera del convoy
El Ejército ucraniano avanza posiciones en el este mientras Putin se reivindica en Crimea
KIEV. Actualizado: GuardarUcrania aguarda con inquietud la llegada del convoy ruso con ayuda humanitaria, mientras su Ejército atacaba ayer con artillería pesada la ciudad de Donestk, uno de los bastiones de los rebeldes prorrusos y objetivo prioritario del Gobierno de Kiev en su lucha por recuperar el este del país, en manos de las milicias separatistas. Pese a la nueva escalada de violencia, Putin intentó calmar los ánimos desde Crimea -es la segunda visita que realiza a la península desde su anexión- al asegurar que su país hará todo lo que esté en su mano para que el conflicto «acabe lo antes posible», unas palabras que levantaron ampollas entre los dirigentes ucranianos, que no terminan de creerse al presidente ruso.
La desconfianza entre ambos países volvió a quedar patente ayer. Anoche todavía se desconocía si el convoy humanitario enviado por Rusia cruzaría la frontera por una zona controlada por los separatistas o por las fuerzas leales a Kiev. Tampoco trascendió cómo será distribuida su carga por la Cruz Roja. La columna compuesta por 262 camiones pintados de blanco se encuentra estacionada a una treintena de kilómetros del territorio ucraniano a la espera de autorización para avanzar hacia la frontera ucraniana. El problema radica en que desde hace dos meses varias secciones de la zona fronteriza están bajo el control de las milicias prorrusas, como es el caso de los puntos de paso de Izvarino y Dolzhanski, teóricamente los elegidos para hacer llegar la ayuda a la ciudad sitiada de Lugansk.
Alto el fuego
Al parecer, el Ejército ucraniano cortó ayer finalmente el itinerario que tenía previsto tomar el convoy tras retomar el control de la carretera que une Lugansk con la frontera rusa. En un contexto de progresión del ejército ucraniano y de combates cada vez más mortíferos en las regiones prorrusas del este de Ucrania, las fuerzas gubernamentales arrebataron a los separatistas la población de Novosvitlivka, lo que permitió «cortar la última conexión por tierra entre la ciudad de Lugansk y otros territorios controlados por los mercenarios rusos, sobre todo el puesto fronterizo de Izvaryn», según informó Andri Lyssenko, portavoz militar. Una fuente administrativa local indicó a AFP que podría intentar acceder por otro puesto fronterizo de la región de Lugansk. Las autoridades ucranianas quieren que, además de los funcionarios de aduanas y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, la Cruz Roja esté presente durante el registro del cargamento humanitario ruso en la frontera.
«Esperemos que la parte rusa cumpla todas estas exigencias y no viole la legislación ucraniana e internacional», aseguró Ígor Lisenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa. En caso contrario, agregó, «el avance de la columna será frenado por todas las fuerzas que tengamos a nuestro alcance». Por su parte, la Cancillería rusa pidió ayer a las autoridades ucranianas y a los rebeldes prorrusos que declaren un alto el fuego para garantizar la seguridad del convoy. El cese de las hostilidades «es necesario para garantizar la seguridad de la acción humanitaria en marcha», aseguraba la nota oficial.