Los partidos catalanes presionan a Pujol para que confirme ya su comparecencia

El silencio calculado de Jordi Pujol ha comenzado a agotar la paciencia incluso de sus propios correligionarios. Unió Democrática, el socio minoritario de CiU, la coalición que el expresidente de la Generalitat contribuyó decisivamente a alumbrar en 1978, se dirigió públicamente ayer a quien durante décadas fue su referente político para pedirle que confirme ya al Parlamento catalán que atenderá la petición de comparecencia para dar a todos los grupos explicaciones cumplidas sobre la fortuna que durante 34 años ocultó en el extranjero.

Once días después de que la mayoría de partidos parlamentarios, todos menos CiU, le emplazasen a que acuda el próximo 2 de septiembre a la Comisión de Asuntos Institucionales, Pujol, de manera consciente, sigue sin querer desvelar si atenderá o ignorará la petición oficial. Su falta de prisa la dejó clara la semana pasada, cuando contestó a varias preguntas de los periodistas desde su retiro estival en Queralbs (Gerona), pero sobre si va a acudir o no a la llamada del Parlament solo dijo que «ya se verá».

Todos los partidos catalanes, a excepción de Convergencia, han iniciado en los últimos días una campaña pública de presión para que el expresidente confirme de inmediato que irá a la cita con la cámara autonómica. Los portavoces de la formación liderada por Artur Más se han limitado a dar a entender que Pujol no ignorará al Parlament, pero ni han asegurado que vendrá ni le han emplazado públicamente, como ayer hizo Joan Rigol, histórico dirigente del partido comandado por Josep Antoni Duran Lleida, a hacerlo.

El silencio de Pujol amenaza con provocar un mal mayor tanto al exmáximo responsable de la Generalitat durante 23 años como a CiU. Mientras pasan los días y se niega a aclarar si se prestará o no al interrogatorio de los parlamentarios, nuevos partidos engrosan el frente que le advierte de que si el 2 de septiembre no acude a la cámara de forma voluntaria le obligarán a hacerlo, pero como parte de una comisión de investigación parlamentaria sobre el fraude fiscal y el origen de su fortuna a la de su mujer e hijos.

El primer avisó lo lanzó el viernes Esquerra Republicana, que dejó claro a Jordi Pujol y a la formación presidida por Artur Mas que, pese a ser su socio en la senda secesionista, no permitirá semejante desaire a los representantes políticos de los catalanes.

Investigación parlamentaria

Prácticamente en los mismos términos se expresó ayer el secretario general de Ciutadans, Matías Alonso. La victoria de una comisión de investigación si el expresidente ignora a la cámara está asegurada, porque contaría, además, con el voto a favor del PP, que la reclama con insistencia desde el primer día, y con el casi seguro apoyo de PSC e Iniciativa, que hasta ahora han preferido dejar la decisión para después de escuchar lo que Pujol tenga que decir a la cámara sobre la herencia de su padre.

Tanto Pujol como Hacienda siguen también sin querer desvelar el día en que el expresidente deberá acudir a la Agencia Tributaria para aclarar las dudas sobre la regularización de la supuesta y citada herencia en el extranjero que habrían realizado entre 2012 y 2014 su mujer, Marta Ferrusola, y seis de sus hijos, todos menos el primogénito, Jordi Pujol Ferrusola. Citación de la que se tiene constancia porque se la trasladaron a Queralbs, la semana pasada, unos funcionarios.

Antes de que acabe la semana se reactivará otro de los frentes abiertos por el escándalo político, fiscal y judicial desatado por la confesión de Pujol. Manos Limpias, la organización que lo denunció ante un juez de instrucción de Barcelona y que ha provocado el inicio de la investigación judicial, formalizará una querella contra el expresidente y su familia, pedirá al magistrado que abra nuevas vías de investigación, entre ellas la citación e imputación de Pujol, y que se tomen medidas cautelares contra ellos, como la retirada del pasaporte y la prohibición de salir del país.