Obama, jugando al golf. :: AFP
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Las críticas republicanas y de Hillary Clinton persiguen a Obama durante sus vacaciones

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
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El presidente de EE UU se declaró el sábado listo para pasar unos días «sin traje» y ni siquiera su propia decisión de volver a involucrarse, de momento desde el aire, en el conflicto de Irak le cambió los planes de disfrutar de dos semanas de descanso junto a su familia en la isla de Martha's Vineyard, en Massachussetts. El portavoz presidencial, Josh Earnest, ya salió al paso de las primeras objeciones para señalar que, en caso de que Obama tuviera que regresar a la Casa Blanca, el vuelo de vuelta a Washington «es muy corto». De hecho, el calendario de descanso incluye un par de días en su despacho para diversas reuniones.

Pero la oposición republicana, que durante años ha tratado de involucrar al presidente en la guerra de Siria y convencerle de que EE UU debía ofrecer un mayor respaldo a la oposición a Bashar el-Asad, siente que ahora la situación creada en la vecina Irak por el Estado Islámico -que ya controla un tercio del territorio sirio- le da la razón y quiere cobrarle la factura a Obama. Y a la cabeza, una vez más, el senador por Arizona John McCain, que reclama al mandatario demócrata todo el apoyo posible en «un conflicto regional que se ha convertido en una amenaza para la seguridad de EE UU». El legislador republicano sin duda alude a la presencia en suelo iraquí de ese centenar de yihadistas con pasaporte estadounidense que mantienen muchas noches en vela al director del FBI.

Al refugio de Obama llega también fuego amigo. Hillary Clinton rompió de manera contundente con la política exterior de su compañero de partido al asegurar, como McCain, que el presidente debió ayudar antes a los rebeldes sirios para contener al Estado Islámico que ahora avanza en Irak. Clinton llega a hablar de «fracaso» de la Casa Blanca en la zona.